La salud hoy y la reforma, por Alfredo Guzmán
La salud hoy y la reforma, por Alfredo Guzmán
Alfredo Guzmán

La última edición de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes 2014) nos trae tres indicadores críticos en salud que han sufrido un retroceso durante esta administración: la baja cobertura de vacunación, el incremento de la anemia en los niños menores de 3 años y el aumento del embarazo en adolescentes. Esto es responsabilidad de al menos las dos primeras gestiones en el . ¿Qué ha sucedido en el sector para que nos encontremos en esta situación?

Se descuidaron los programas principales por priorizar la llamada reforma de la salud. ¿Valió la pena? Hace tres años se dieron 26 decretos legislativos para iniciar esta reforma, la cual en resumen consistía en tres pilares: modernización, cobertura universal para toda la población y mejora de la gestión e infraestructura a través de las asociaciones público-privadas (APP). 

Los decretos y la reforma se elaboraron a puerta cerrada y con el apoyo del , utilizando como referente el modelo colombiano, que justamente ahora está en plena revisión. ¿Qué fue lo que finalmente se logró? Una reingeniería del nivel central necesaria, pero con una división poco lógica entre salud pública y prestaciones. 

La cobertura universal (diferente a acceso universal) se imaginó inyectando dinero al , tercerizando la atención a través de privados y fomentando los seguros privados. Incentivar el aseguramiento privado en salud está bien, pero funciona para un sector de la población. Así, nos quedamos con un seguro para pobres y otro para los que tienen los medios económicos y, en el medio, el errático Essalud, que se supone atiende a la clase trabajadora. 

Lo que se debió proponer es un modelo único, universal e integral (como sugiere también la Organización Mundial de la Salud), en que todos los ciudadanos estén cubiertos en sus necesidades básicas de salud. No los programas fragmentados de ahora (de escolares, gestantes, Plan Esperanza, Plan Bienvenida). Un seguro que cubra todo el ciclo de vida, con un fuerte componente preventivo y promocional y no solo curativo y recuperativo. 

Es fundamental terminar con la fragmentación del sector –Minsa, Essalud, Sistema Metropolitano de la Solidaridad (Sisol), Fuerzas Armadas, la policía–, cuando debería ser un sistema público único financiado por un fondo público al inicio y luego progresivamente pasar a ser financiado a través de nuestros impuestos. Un seguro con principios de equidad y solidaridad. Eso es reforma y es lo que necesita el país. 

Para tener una real política de inclusión social, se necesita una política de inclusión en salud. Pero para ello se debe primero fortalecer el sistema público, sobre todo la red de atención primaria. Cosa que no se ha hecho: hay 374 establecimientos estratégicos esperando el financiamiento para ser fortalecidos desde hace tres años. Pero la política es construir más hospitales. Lo que necesitamos es fortalecer el primer nivel de atención donde se resuelve el 70% de los problemas. 

Por último, con respecto a las APP, se debe contar con un marco regulatorio claro para lo que se denomina bata gris y riesgo compartido. No como ahora que el que invierte es el Estado y luego concesiona los servicios, por lo que el privado no asume ningún riesgo. Es una lástima que se haya desperdiciado casi toda esta administración en una cuestionada reforma, mal diseñada, por lo que al próximo gobierno le tocará hacer la reforma de la reforma.