La exvicepresidenta Mercedes Araoz y el excongresista Víctor Andrés García Belaunde comparten su balance sobre el primer proceso de vacancia presidencial contra PPK que los enfrentó en el Parlamento. (Ilustración: Giovanni Tazza)
La exvicepresidenta Mercedes Araoz y el excongresista Víctor Andrés García Belaunde comparten su balance sobre el primer proceso de vacancia presidencial contra PPK que los enfrentó en el Parlamento. (Ilustración: Giovanni Tazza)
Mercedes Araoz

Desde el autogolpe de , los partidos políticos tradicionales se debilitaron; muchos de los nuevos fueron cascarones para cobijar a los candidatos del momento. En el 2016, era un partido con presencia nacional que logró, gracias a la cifra repartidora, una representación parlamentaria abrumadora que representaba a una derecha popular. Peruanos Por el Kambio era un partido en proceso de construcción alrededor de la figura de Pedro Pablo Kuczynski (), que representaba al centro derecha, liberal en lo económico y progresista en cuanto a derechos humanos, que solo logró una pequeña minoría parlamentaria.

Ambos grupos tenían más coincidencias que diferencias, por lo que se esperaba un quinquenio de logros, con mejores vientos a favor en lo externo y cooperación entre las fuerzas políticas mayoritarias en el Congreso, puesto que la izquierda solo contaba con 20 congresistas.

Lamentablemente, el no aceptó el triunfo de PPK en la segunda vuelta, argumentando que hubo trampa, cosa que niego tajantemente. Se ganó por una pequeña diferencia, pues PPK, como candidato, era débil, pero reconozcamos la fuerza del antifujimorismo en la decisión del voto ciudadano y algunos yerros del entorno . Considero, además, que Fuerza Popular cometió un error estratégico al plantearse una actitud destructiva frente al Ejecutivo que debilitó el aprecio popular que había conseguido. Una actitud fiscalizadora fuerte, junto con un manejo más propositivo en lo legislativo, hubiera sido más constructivo y le hubiera dado réditos para las elecciones posteriores, tanto regionales como presidenciales.

Mucho del llamado obstruccionismo y del constante acoso político a los ministros de PPK, solo por antipatía al régimen, fue minando su fortaleza. Censurar al entonces ministro de Educación, Jaime Saavedra, ha sido reconocido por ellos mismos como un error, algo similar sucedió al no darle la confianza al ministro Thorne o al abrirle las puertas al entonces líder de la huelga de maestros, el hoy presidente Pedro Castillo, pese a las advertencias del en aquel momento ministro del Interior, Carlos Basombrío. Con el estallido del Caso Lava Jato, la situación se agravó. También PPK cometió errores, no hay duda: dio frases desafortunadas, no explicó bien sus aparentes conflictos de interés y esto acrecentó la conflictividad política.

Sin embargo, usar el argumento de la vacancia por incapacidad moral permanente sin sólidos fundamentos fue abrir la caja de Pandora y liberar todos los males. Ese instrumento está allí como una herramienta que obliga a la negociación entre poderes, igual que las cuestiones de confianza. A partir de ese momento, se frivolizó su uso, Vizcarra abusó del último y cerró el Congreso (¿cómo pudieron confiar en un conspirador?).

Todo esto debilitó aun más a los partidos tradicionales y ahora nos vemos gobernados por improvisados que se arropan en la ideología de izquierda trasnochada (lo verdaderos enemigos del fujimorismo), cuya ineptitud es evidente y su corrupción diariamente revelada por la prensa. Hoy que podría ser usada la vacancia prima erradamente la narrativa de la revancha política. Mientras tanto, se pierden valiosas oportunidades para generar bienestar a nuestra Nación.