(Ilustración: JHAFET PIANCHACHI)
(Ilustración: JHAFET PIANCHACHI)
Carlos Bruce

En las últimas semanas he anunciado dos de las medidas que venimos trabajando en el ministerio. La primera se refiere a un subsidio habitacional para parejas jóvenes, la segunda a un subsidio para la compra de viviendas de mayor eco-eficiencia. se hicieron cuestionamientos a las referidas propuestas, siendo necesario aclarar los errores o imprecisiones en que se ha incurrido en la publicación mencionada.

El primer error es señalar que el bono para alquiler de vivienda dirigido a parejas jóvenes es una medida irresponsable, injusta y que en nada garantiza buenos resultados.

Sobre el particular, es necesario precisar que nuestra propuesta consiste en que el Estado, mediante el otorgamiento de un bono temporal, complete parte de la renta que le corresponde pagar al joven de bajos recursos, para que con ese ahorro, en un plazo aproximado de cinco años, pueda pagar la cuota inicial para la adquisición de una vivienda en los programas Techo Propio o Mivivienda. Esta medida permitirá el acceso a la vivienda digna a los jóvenes, importante grupo generador de ingresos.

No se trata entonces de dispendio alguno, el programa propiciará un efecto multiplicador en el sector que responderá a la inversión social en términos de mayor consumo y desarrollo inmobiliario, lo cual generará mayores ingresos para el Estado y dinamizará la economía.
Adicionalmente, se contribuirá a mejorar la calidad de las viviendas en alquiler y al tratarse de arrendamientos supervisados se promoverá la formalización tributaria de un rubro con altos niveles de evasión, lo que generará ingresos al fisco.

Asimismo, los arrendamientos registrados servirán como mecanismo de calificación positiva ante instituciones financieras, aumentando la posibilidad de los jóvenes de acceder a un crédito hipotecario.

En el editorial se señala que existe el riesgo de que los jóvenes no aprovechen este subsidio temporal. Es posible, pero es el mismo riesgo que existe cuando el Estado destina recursos para brindar educación. Esta inversión puede no ser bien aprovechada por todos los estudiantes; sin embargo, el rol del Estado es generar oportunidades. Confiamos en que los jóvenes beneficiarios sabrán darle el mejor uso a este bono, que a su vez incidirá positivamente en su proyecto de vida.

Otro error es afirmar que los créditos Mivivienda para viviendas sostenibles constituyen un “uso dispendioso de recursos públicos”, y que son un mecanismo ahorrador de agua.

Este programa es financiado mediante el ahorro que el Fondo Mivivienda obtiene al acceder a fondos de agencias de cooperación internacional que ofrecen tasas de financiamiento preferencial para programas que contribuyan a la reducción del impacto sobre el medio ambiente. Además, se ofrece a viviendas que cumplan con niveles de eficiencia no solo hídrica, sino también energética en base a parámetros definidos internacionalmente.

La protección del medio ambiente nunca será un “uso dispendioso de recursos públicos”, más aun si esta generará la reducción de los gastos mensuales en agua y luz al propietario.

Al margen de las diferencias de opinión que puedan existir con nuestra política de vivienda, debe quedar claro que nuestra visión siempre tendrá presente la alianza estratégica entre el Estado, el sector privado y las organizaciones sociales, con el fin de crear sinergias virtuosas que permitan cumplir con nuestro rol de asegurar a más peruanos una mejor calidad de vida, en una sociedad inclusiva y solidaria, que respete y preserve el medio ambiente.