Tecnología y crecimiento, por Jürgen Schuldt
Tecnología y crecimiento, por Jürgen Schuldt
Redacción EC

JÜRGEN SCHULDT

Profesor de la Universidad del Pacífico

¿Cómo entender que las mayores economías de mercado no estén recuperando su tradicional pujanza, a pesar de que ya salieron de cuidados intensivos después de la Gran Recesión estadounidense? La teoría del desenvolvimiento económico ondular de nos enseñó que solo las grandes innovaciones han posibilitado un crecimiento sostenido y elevado. Así, el empuje de las economías capitalistas de mercado radicaba en la aplicación de inventos tecnoeconómicos a la esfera productiva. Esas innovaciones permitieron incrementar notoriamente la productividad, gracias a la incorporación de procesos o insumos nuevos: fuentes de energía, tecnologías, recursos naturales o productos. Labor que fuera materializada por emprendedores visionarios, arriesgados y creativos, hoy conocidos como “empresarios schumpeterianos”. 

Tales innovaciones, apoyadas por crédito masivo, daban lugar a grandes inversiones, porque las sobreganancias de los innovadores atraían a bandadas de capitalistas que se asentaban en los nuevos sectores. Este proceso de acumulación acelerada conducía a una fase larga de auge económico. Comenzó con la , asentada en la máquina de vapor y la producción de textiles de algodón. Una segunda revolución tecnológica se inicia a mediados del siglo XIX, sustentada en el carbón y la innovación de los medios de transporte: el ferrocarril y el barco a vapor. Una tercera comenzó a inicios del siglo XX apoyada en el petróleo, en el marco de la fabricación de los automóviles. Finalmente, llegó la revolución de los años dorados de la posguerra, que se basó en la producción en masa, aprovechando el bajo precio del petróleo.

Pero veinte o treinta años después de haberse inaugurado cada una, una vez que se habían aprovechado al máximo las ventajas de las grandes innovaciones, se presentaban problemas de sobreproducción que llevaban a una gran crisis o sofocamiento de la economía global. Le seguía un período de crecimiento relativamente lento, hasta que llegaba una nueva revolución tecnológica que volvía a resucitarla. Se trataba, por tanto, de ondas económicas largas que se extendían durante medio siglo, con 25 años de auge relativamente sostenido, mientras se desplegaban las innovaciones, y otro tanto de años de crecimiento modesto, por efecto de la sobreproducción.

Desde los años ochenta, las distintas innovaciones, que parecían llevar a una nueva fase de expansión, fueron desbaratadas rápidamente: energía atómica, biotecnología, , robótica. De manera que, hoy en día, la economía mundial sigue en la fase descendente de la onda larga a falta de una innovación tecnológica revolucionaria. En esas condiciones es iluso creer, como ha venido sucediendo durante el último quinquenio, que las expansivas políticas económicas puedan relanzarla sostenidamente.

¿La lección para el Perú en vista del escuálido desempeño de la economía global? Asegurarnos de las bondades del anunciado “plan de diversificación productiva”. En él deberán establecerse las directrices e incentivos necesarios para que se desarrollen parques tecnológicos y ‘clusters’, fortaleciendo los centros de innovación tecnológica y las pymes, de manera que se procese efectivamente una acelerada descentralización económica y la consecuente ampliación de los mercados internos. Con ello ampliaríamos los márgenes de maniobra económico-políticos que permitirían reducir nuestra exagerada dependencia de la caprichosa demanda global de ‘’.