"Los resultados de la fase preclínica han sido verificados por el Instituto Nacional de Salud del Ministerio de Salud". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"Los resultados de la fase preclínica han sido verificados por el Instituto Nacional de Salud del Ministerio de Salud". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Fabiola León Velarde

Los científicos de las mejores universidades y laboratorios del mundo han venido trabajando sin pausa el último año para producir, en tiempo récord, una vacuna contra el . Los resultados de estos esfuerzos han sido muy buenos y su objetivo el mismo: presentar al sistema inmunitario un antígeno del virus, contra el cual nuestro organismo aprenda a defenderse. Las , en sus diferentes fases de evaluación y luego de las pruebas preclínicas en animales, deben corroborar su inocuidad y buscar la dosis más adecuada (Fase I); lograr que la respuesta inmunitaria sea suficiente para protegernos (Fase II); y demostrar su eficacia en grupos de más de 10.000 personas (Fase III).

Los investigadores peruanos del laboratorio y de la Universidad Peruana Cayetano Heredia acaban de terminar las pruebas preclínicas en ratones, ratas y hámsteres, de la que podría ser la vacuna peruana del bicentenario, una vacuna vectorizada en el virus de Newcastle (NDV) con el antígeno viral proteína S1 del SARS-CoV-2. Se han realizado pruebas, con dos dosis, de seguridad, toxicidad, mortalidad y signos clínicos, tolerancia (hasta con concentraciones 100 veces mayores), inmunogenicidad, neutralización del virus SARS-CoV-2 en placa, estabilidad (deshidratada, estable a 8 grados por al menos 2 meses) y eficacia para proteger diversos órganos, principalmente el pulmón.

Los resultados de la fase preclínica han sido verificados por el Instituto Nacional de Salud del Ministerio de Salud. Se trata de resultados favorables que ofrecen el sustento adecuado para iniciar los ensayos clínicos de la vacuna peruana en humanos. Los investigadores de Cayetano Heredia que están participando en los ensayos clínicos de otras vacunas, también participarían en los de la peruana.

La vacuna Farvet NDV-S1 ha sido desarrollada en cultivos de huevos de pollo fertilizados y es posible producirla en cultivos celulares en un tanque biorreactor, lo que simplificaría el proceso de producción. Además, puede ser “personalizada” en función de la distribución de las variantes circulantes. Para lograr esto se necesita: 1) un biorreactor de envase automático de 1.000 litros de capacidad; 2) que las autoridades regulatorias peruanas autoricen, de manera extraordinaria y luego de la solicitud e informe respectivos, la producción de las dosis de la vacuna NDV-S1 necesarias para la fase I; y 3) que autoricen el inicio de los ensayos clínicos. Esto no es pedir lo imposible, pues las vacunas se han ido probando en los diferentes países en diferentes estadios de preparación.

La urgencia de apoyar este esfuerzo es obvia, pues el SARS-Cov-2 no solo pretende quedarse entre nosotros, sino que ha mostrado un alto nivel de mutaciones en los antígenos utilizados en las distintas vacunas disponibles en la actualidad (proteína Spike). Estas mutaciones se han seleccionado naturalmente y le confieren al virus la capacidad de escapar a la inmunidad adquirida. La efectividad de algunas vacunas se está viendo comprometida en diferente grado y, de continuar esta situación, podríamos necesitar vacunarnos cada año.

En este contexto, muchas son las ventajas de una posible vacuna peruana. Primero, su bajo costo, pues la producción de una dosis fluctuaría entre US$ 0,5 y US$ 1. Segundo, la rapidez de su producción, a razón de 30 millones de dosis mensuales. Tercero, la facilidad de su aplicación, almacenamiento y distribución, pues tratándose de una aplicación intranasal, resulta mucho más práctica que la vacuna intramuscular, y si la fórmula es además liofilizada (deshidratada), podría conservarse sin refrigeración. Contar con la vacuna requiere, sin embargo, llevar a cabo los ensayos clínicos, cuyo costo fluctuaría entre los 15 y 20 millones de dólares.

Lo que la ciencia universal ha logrado es sobresaliente: un año después del inicio de la pandemia estamos vacunándonos contra la enfermedad. Pero como probablemente debamos seguirnos vacunando, es necesario seguir apoyando a la ciencia peruana para que volvamos a ser productores de vacunas que nos permitan enfrentar este virus y otros.