"Estas vacunas que ya se comienzan a usar ¡no son experimentales!". (Foto: Eric Lee / Bloomberg).
"Estas vacunas que ya se comienzan a usar ¡no son experimentales!". (Foto: Eric Lee / Bloomberg).
/ Eric Lee
Patricia García

Las vacunas generalmente requieren años de investigación y pruebas antes de llegar a usarse en la población en general, pero en el 2020 los científicos se embarcaron en una carrera para producir vacunas seguras y efectivas contra el coronavirus en tiempo récord. Para los que se siguen preguntando cómo se ha logrado esto o si significa que las vacunas que ya se están comenzando a colocar son “experimentales”, déjenme contestarles.

En el 2020 han coincidido cinco aspectos que han permitido que el desarrollo de las vacunas contra el COVID-19 avance a una velocidad sin precedentes: (1) se logró identificar y secuenciar el virus muy rápido, (2) funcionó la colaboración global de los científicos, compartiendo el código genético viral logrando encontrarse que la proteína ‘spike’ era el objetivo para dirigir el desarrollo de la vacuna. Encontrar el objetivo para otros virus ha demorado décadas. (3) Se utilizaron avances científicos de varios años de trabajo, sobre formas alternativas de desarrollo de vacunas que pudieran permitir una producción más rápida y a menor costo, con buenas respuestas inmunes y menos efectos adversos. Esas son las vacunas por vectores o las que usan ARN mensajero (mRNA). (4) Se ha dado mucho financiamiento para facilitar la investigación y se han simplificado las barreras burocráticas en los países. Se han desarrollado procesos de aprobación de estudios más rápidos sin bajar los requerimientos importantes. (5) El reclutamiento de voluntarios y los resultados de los estudios se han dado en tiempo récord por la participación de varios países a la vez, y porque hay altas tasas de infección.

Por eso es que los resultados de los ensayos, además de estar saliendo muy rápido, incluyen decenas de miles de participantes (¡40.000 y más por vacuna!). Estas vacunas que ya se comienzan a usar ¡no son experimentales! Ya terminaron todos los ensayos requeridos. Tenemos más información de estas vacunas contra el COVID-19 que la que teníamos de cualquiera de las que ya usamos en salud pública para el momento que se lanzaron al mercado.

Ahora bien, aquí el tiempo cuenta, y si ya comienzan a aparecer vacunas seguras, efectivas y que tienen características que permiten que se puedan usar en condiciones diversas, es necesario comenzar a vacunar a la población. Tenemos que ganarle al virus y la implementación efectiva de la vacunación, buscando llegar al menos al 80% de los ciudadanos, es crítica en este momento de la pandemia.

Sin embargo, la historia de las vacunas no termina aquí. Actualmente, los investigadores están probando 64 vacunas en ensayos clínicos en humanos y 20 han llegado a las etapas finales de prueba. Día a día vamos a ver más resultados y más países aprobando nuevas vacunas y comenzando a usarlas a fin de cumplir la meta de “estar todos vacunados para estar todos protegidos”. Además, se están investigando activamente al menos 85 vacunas más en fases preclínicas en animales. Pero ¿por qué es esto importante? ¿Ya no tenemos suficientes? No, no son suficientes aún. Porque con un mayor número de alternativas, las formas de manufactura se diversifican y los precios eventualmente deberán caer. También necesitamos alternativas que simplifiquen otros aspectos hacia el futuro: el número de dosis, la forma de aplicación, que ofrezcan ventajas para su implementación (sin necesidad de refrigeración, por ejemplo) y que puedan ser aplicadas a grupos especiales (como niños).

Este proceso revolucionario probablemente también ayudará a crear una nueva generación, no solo de vacunas contra el COVID-19, sino también de vacunas contra otras enfermedades infecciosas que han quedado en la cola y tener la capacidad de responder más rápido a futuras pandemias. Con tecnologías más económicas que las estándar, como las de virus inactivado, y con inversión en ciencia, esto será posible. Así que, con optimismo y con seguridad, a estar listos para vacunarnos cuando nos toque. Será la única forma de salir de la pandemia. Pero, mientras tanto, por favor, no bajen la guardia y traten de quedarse en casa.