"Esta emergencia exige una acción inmediata: vacunación generalizada de los más vulnerables donde la amenaza es mayor". (Foto referencial: Douglas Magno / AFP).
"Esta emergencia exige una acción inmediata: vacunación generalizada de los más vulnerables donde la amenaza es mayor". (Foto referencial: Douglas Magno / AFP).
/ DOUGLAS MAGNO
Zeynep  Tufekci

Si los líderes mundiales no actúan ahora, el fin de la del puede llegar con una forma horrible de inmunidad colectiva, ya que más variantes transmisibles que se están imponiendo en todo el mundo matan a millones.

Existe nueva evidencia preocupante de que la , identificada por primera vez en , podría ser mucho más transmisible que la , identificada por primera vez en .

Una medida clave que se ha utilizado en brotes anteriores para determinar si una variante era más transmisible fue observar las “tasas de ataque secundario” en entornos sin viajes: cuántas personas que entran en contacto cercano con una persona infectada contraen el virus. Cuanto mayor sea el número de estos contactos que contraen el virus, en promedio, mayor es la probabilidad de que la transmisibilidad de una variante sea mayor.

Los datos sobre las tasas de ataques secundarios publicados el sábado por una agencia de salud pública británica, similar a nuestros Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, sugieren que esta variante puede ser sustancialmente más transmisible entre contactos cercanos que la variante B.1.1.7. Un informe publicado por la misma agencia el jueves respalda aún más los hallazgos de la semana pasada.

Una variante con mayor transmisibilidad es un gran peligro para las personas sin inmunidad, incluso si la variante no es más mortal que las versiones anteriores del virus.

Esta emergencia exige una acción inmediata: vacunación generalizada de los más vulnerables donde la amenaza es mayor.

Los suministros de vacunas deben desviarse ahora hacia donde la crisis es peor, si es necesario, lejos de los países ricos que han comprado la mayor parte del suministro. Por supuesto, es comprensible que cada nación quiera vacunar a la suya primero, pero un país con altos niveles de vacunación, especialmente entre sus poblaciones más vulnerables, puede retrasar las cosas, especialmente si también ha tenido grandes brotes antes.

En este momento, no tiene suficientes vacunas para distribuir, y el suministro que recibe se asigna de acuerdo con la población nacional, no con la gravedad de los brotes. Esto necesita cambiar.

Las respuestas pueden variar. Se podría dar prioridad a los ancianos y los trabajadores de la salud donde sea que la crisis sea peor. Se podrían aplicar estrategias de ahorro de dosis. Las autoridades sanitarias mundiales pueden decidir los detalles.

Si existe una posibilidad razonable de que el mundo se enfrente a una amenaza creciente, es mejor intervenir lo antes posible y de manera agresiva, porque incluso unas pocas semanas de retraso podrían marcar una gran diferencia. Esperar la evidencia definitiva de la transmisibilidad podría permitir que la variante se desencadene. Además, si los temores resultan infundados, el mundo aún estaría mejor si estuviera más vacunado.

Como todas las pandemias, esta terminará con millones, tal vez miles de millones, infectados o vacunados. Esta vez, los líderes mundiales tienen una opción, pero poco tiempo para tomar esa decisión antes de que se la haga por ellos.


–Glosado y editado–

© The New York Times