El mandatario iba al domicilio de Breña para sostener reuniones que no terminaban siendo registradas en ninguno de los portales de Transparencia.
El mandatario iba al domicilio de Breña para sostener reuniones que no terminaban siendo registradas en ninguno de los portales de Transparencia.
Rodrigo Cruz

En el Mensaje a la Nación de anoche, el presidente Pedro Castillo en lugar de despejar las dudas sobre las citas fuera del registro oficial que tuvo en el domicilio de Breña, las aumentó. Para el mandatario, no hay nada que él deba reportar si se reúne de noche con empresarios, funcionarios y proveedores del Estado en un lugar que no es Palacio de Gobierno. “Son de carácter personal”, dice Castillo.

Sin embargo, , la actuación del mandatario es una clara vulneración a la ley de Transparencia y a la de gestión de intereses en la administración pública, creadas precisamente para evitar que se realicen encuentros furtivos de este tipo.

Pero no solo eso. En su mensaje, el mandatario tampoco hizo referencia alguna a los 20 mil dólares que se le encontraron en un baño en Palacio de Gobierno a su exhombre de confianza Bruno Pacheco, quien viene siendo investigado por presuntamente intentar favorecer a una lista de oficiales en los ascensos del Ejército y la FAP y también por las presiones que ejerció al jefe de la Sunat para beneficiar a determinadas empresas.

Para el presidente, una declaración respecto a este último tema (hecho público exactamente hace una semana atrás) no es necesario, a pesar de las evidencias presentadas.

Y si hablamos de evidencias, llama la atención que el Consorcio Puente Tarata III, quien estuvo asesorado por Karelim López, amiga de Bruno Pacheco y visitante del domicilio de Breña, haya ganado la adjudicación de un contrato con Provías Descentralizado por S/.232,587,014.30 cuando el otro postor (Consorcio Huayabamba) ofreció S/232′587,014.57. Es decir, el primero ganó la obra con el Estado por ofrecer 27 centavos menos.

Se puede tomar como referencia el caso del Club de la Construcción. Allí los postores, en Provias Nacional, se ponían de acuerdo en presentar precios más altos o bajo (la regla del 107% sobre el precio referencial del proyecto) para que determinado contratista ganara una determinada obra. Nada era casual.