PPK
PPK
Juan Carlos Tafur

Ya no se puede esperar del actual gobierno el inicio de alguna reforma estructural. Se ve difícil. Para ello se requiere de una circunstancia excepcional o de un respaldo popular superlativo, requisitos ambos hoy inexistentes.

Las pudo hacer porque contó con ambas condiciones a su favor. No solo recibió un país al borde de las llamas sino que logró galvanizar un enorme respaldo ciudadano. Así, se embarcó en la puesta en marcha de un sinfín de reformas que en otras circunstancias quizás hubiesen merecido mayor resistencia política o cívica.

En los tiempos de la transición pos-Fujimori las reformas –en el mejor de los casos– se hacían al ritmo de una por año. En los 90, salían dos o tres diarias en el diario oficial “El Peruano”. Esos tiempos son irrepetibles.

fue el que mejor pudo llevar a cabo reformas importantes. No gozó de mayor aprobación popular, pero sí se asentó sobre un escenario político dramático, que de algún modo le dio impulso para poder llevar a cabo la descentralización (aunque mal llevada), la eliminación de la cédula viva o el acuerdo de libre comercio con Estados Unidos.

Ni ni emprendieron un número similar de cambios estructurales. El régimen aprista apenas inició, muy tímidamente, algunos retoques magisteriales, de muy corto alcance (ni el 5% de maestros se acogió a la nueva legislación) y fuera de ello, lo único que hizo García fue navegar, orondo, sobre una situación excepcional de precios de materias primas y a la par, “pichicatear” a los grandes grupos empresariales para atizar las inversiones.

Por su parte, Ollanta Humala profundizó y relanzó la reforma magisterial y fuera de ello le aportó un manejo técnico a los programas sociales, que hasta entonces o eran inorgánicos o estaban teñidos de voluntades populistas asistenciales.

Un análisis frío de las reales circunstancias del actual gobierno nos debería llevar también a bajar las expectativas. Lamentablemente, no hay mayor impulso reformista y si lo hubiera no hay las condiciones para que se explaye.

¿Podrá , por ejemplo, emprender la ansiada reforma de protección social –formalización– o en el fondo solo quiere revertir lo hecho en el tema de las AFP, en materia de retiro libre de los fondos al alcanzar la edad de jubilación?

Siendo realistas, sería una buena noticia si el país, a lo sumo, recupera mayores niveles de crecimiento económico, lo que pasa por lograr destrabar efectivamente proyectos de inversión; si el Gobierno no retrocede en la reforma educativa, resistiendo los embates conservadores, mercantilistas y radicales; si continúa la lenta pero sostenida mejora en materia de seguridad ciudadana; y si logra ampliar significativamente la cobertura de agua potable y desagüe. Paremos de contar.

Y habrá que cruzar los dedos para que esta nueva postergación de la denominada segunda ola de reformas no termine llevando al poder, en el 2021, a alguien que decida desandar las que fueron parte de la primera.

La del estribo: según el DRAE, respaldar es “la parte del asiento en que descansa la espalda”. No los pies ni las rodillas del que está sentado detrás. A ver si se agrega ese concepto en las indicaciones que se brinda a los espectadores que acuden a los cines. La butaca pertenece a la esfera íntima y exclusiva del que está sentado sobre ella.