(Ilustración: Giovanni Tazza)
(Ilustración: Giovanni Tazza)
Javier Díaz-Albertini

Quizás deberíamos anticiparnos a un posible asilo y al hecho de que el ex presidente nos deje para vivir en . Él deberá, entonces, establecer residencia en este país, ya que correría el riesgo de ser extraditado al dejar sus fronteras. Su opción de dar conferencias, dizque fuente fundamental de sus ingresos desde hace unos años, se vería seriamente afectada. El mercado uruguayo para este ‘business’ no es muy grande o muy lucrativo. En pocas palabras, el Estado charrúa se vería en la obligación de mantenerlo.

Ya que muchos en el hermano país no quieren hospedarlo, y para evitarles el tremendo peso que ello significa, he decidido ofrecerles sugerencias para que el ex presidente labure y no sea una carga. Estas opciones las he confeccionado sobre la base de habilidades y cualidades de las que hemos sido testigos –y casi siempre sufrido– en sus 40 años de presencia en el escenario político del país.

Cuentacuentos. García tiene una habilidad innata para la ficción y resulta difícil –en tan poco espacio– hacerle justicia seleccionando sus mejores fábulas. Sin embargo, sí puedo mencionar que su repertorio incluye la picaresca “La plata llega sola”, la comedia “Tengo que haber aportado cosas novedosas para el análisis de la economía mundial”, la farsa “Es un golpe, aunque no use tanques” y el seudo-‘thriller’ “Me persiguen por política”. Su megalomanía hace innecesario el uso de otros recursos escénicos. Su enorme presencia basta.

Reformador del sistema penitenciario. Dado que Uruguay es el segundo país sudamericano con mayor tasa de encarcelamiento por cada 100.000 habitantes, la experiencia de García en reducción de la población encarcelada les cae al dedillo. Durante su segunda presidencia, otorgó más de 5.000 indultos, de los que 1.167 fueron a condenados por narcotráfico agravado o a integrantes de bandas criminales. De acuerdo a Associated Press, esta bondadosa gracia presidencial rompió todos los récords mundiales. El mismo ex presidente dijo que trabajó miles de horas y que “cada una de estas concesiones las hice pidiendo el consejo de Dios” (¡!). Vale añadir que también se le pidió aporte monetario a los indultados, mostrando una novedosa forma de asociación público-privada.

Profesor de aritmética. Mucho antes de que existiera la prueba internacional PISA, el líder aprista aleccionó la práctica de suma, resta, multiplicación y división entre todos los peruanos. La pérdida de valor de nuestra moneda, el inti, nos obligaba a realizar cálculos cada vez más complicados. Por ejemplo, tomemos un ejercicio de 1990: “La mamá le pidió a Jaimito que fuera a la bodega a comprar 16 panes franceses a 9.000 intis cada uno, dos tarros de leche evaporada a 120.000 intis cada uno y un kilo de azúcar a 150.000. Le dio un billete de 500.000 intis, ¿será suficiente o cuánto tendrá que pedir fiado al bodeguero?”. Ejercicios prácticos de este tipo, sin duda, ayudarán a que la República Oriental acorte la ventaja actual que tienen Argentina y Chile en los resultados PISA.

Cambista VIP e impulsor empresarial. Podríamos decir que su lema al intervenir el mercado de divisas extranjero fue: “El mejor cambio para la mejor gentita”. A pesar de que el dólar MUC no fue invención de su gobierno, mostró ser un generoso caserito con varios empresarios nacionales. A ver, les daba un dólar baratísimo para que importaran un conjunto de insumos o bienes de consumo que beneficiarían a los peruanos más necesitados. Luego llegamos a conocer que los “más necesitados” de estos dólares eran los mismos empresarios, una sarta de angurrientos que realmente no compraban nada, salvo conciencias, autoridades, fiscales y jueces. Pero, bueno, gracias a estas medidas se crearon montones de empresas (casi todas fantasmas).

Y esta lista se queda corta. Puede amenizar cualquier evento social como mariachi entonando su preferida “El rey”. Ser modelo de ropa masculina, ahora que están de moda los maniquíes Chubby, Plus Size o XXXL. Dar asesoría de imagen para esposas y esposos adúlteros. Ser parte de un espectáculo burlesque como bailarín de música salsa. Pero digamos que ya es hora de que nos desprendamos de tanta maravilla y la compartamos cristianamente con nuestros hermanos, si Tabaré lo permite. Si fuera así, ¡suerte, Uruguay!