(Ilustración: Giovanni Tazza)
(Ilustración: Giovanni Tazza)
Janice Seinfeld

Un reciente video viral en redes sociales en el que un hombre amenaza con una pistola a un conductor en San Isidro nos lleva a reflexionar sobre cómo prevenir que estas conductas violentas se perpetúen entre nuestros niños y adolescentes.

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la violencia contra niños y niñas engloba el abuso y maltrato físico y mental, el abandono o el tratamiento negligente, la explotación y el abuso sexual. Esta no solo puede afectar su salud física y mental y perjudicar su habilidad para aprender y socializar, sino que puede mermar su desarrollo como adultos funcionales y como buenos padres.

Entre enero y junio de este año, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables atendió 19.175 casos de niños, niñas y adolescentes víctimas de en los centros emergencia mujer (CEM) de todo el país. Esta cifra es 46% mayor a la registrada en el mismo período del año anterior (13.122 casos) y se distribuye en 64% de niñas y 36% de niños. Además, el 79% de las atenciones fueron por maltrato físico y psicológico, y el 21% restante por agresiones sexuales. Los departamentos con mayores casos de violación sexual fueron Lima, Junín, Cusco, Arequipa y Huánuco.

¿Cuánta de esta violencia se produce en el interior de las escuelas? Entre julio y setiembre del año pasado, Save the Children realizó la encuesta Young Voice Perú. En ella participaron 2.617 adolescentes de entre 12 y 17 años en las 26 regiones del país, y la principal conclusión es que los escolares no se sienten seguros en la escuela. Aunque casi el 40% reconoce que es víctima de acoso, solo la mitad se atreve a denunciar y el 77% dice no saber adónde acudir cuando se siente hostigado o tratado injustamente.

Además, el 45% de ellos asegura haber visto que alguien fue golpeado en el colegio, el 43% dice que fue acosado en las redes sociales, el 22% se siente preocupado de ser víctima de ‘bullying’, y el 35% se siente inseguro en su propia aula y durante el recreo.

Desde el Estado, en mayo último el Ministerio de Educación () aprobó los Lineamientos para la Gestión de la Convivencia Escolar, la Prevención y la Atención de la Violencia Contra Niñas, Niños y Adolescentes. Su finalidad es establecer directrices que promuevan entornos escolares seguros y libres de violencia. Por ello, está trabajando para identificar metodologías más claras que orienten a coordinadores, tutores y padres de familia sobre cómo reconocer los casos de acoso escolar y los mecanismos para enfrentarlos.

Además, ha implementado el Sistema Especializado en la atención de casos de Violencia Escolar (SíseVe), el primero en el mundo con el que un Estado registra, atiende y da seguimiento a los casos de violencia escolar. Si bien desde esta plataforma se ha logrado resolver el 88% de casos de denunciados en los últimos cinco años, falta afiliar al sistema a casi la mitad de escuelas del país.

El viene realizando un esfuerzo que merece la pena ser difundido y fortalecido. Los estudiantes, profesores y padres de familia deben ser incorporados activamente en este proceso de elaboración de normas de convivencia que los afectan. Solo así podremos ir construyendo ciudadanía responsable desde nuestras aulas.