La batalla por Madre de Dios, por Gino Costa
La batalla por Madre de Dios, por Gino Costa
Redacción EC

Madre de Dios es la tercera región aurífera del Perú, responsable del 14% de la producción nacional de oro, toda ella ilegal. Qué bueno que el Gobierno no haya dado su brazo a torcer luego de cuatro semanas de huelga general contra la restricción impuesta por la Sunat al combustible que ingresa a esa región, el 90% del cual se utiliza para la extracción y procesamiento ilegal de oro. La cuota establecida cubre con creces la demanda de las actividades legales.

De todas las medidas ensayadas para enfrentar la minería ilegal en Madre de Dios, incluida la destrucción de dragas, esta parece la más eficaz, por cuanto afecta a todos los productores ilegales sin distinción, que dejan de operar sin este insumo fundamental. Por esa razón recurrirán a todas las armas a su alcance para socavar el control impuesto, especialmente la corrupción, y si esta no prospera, apelarán al contrabando de combustible desde Bolivia y Brasil. 

El control no se limita a Madre de Dios, sino que se extiende a otras zonas como los valles cocaleros del Vraem y el Huallaga, desde que se le calificó como uno de los 35 insumos fiscalizados que se utilizan para la minería ilegal y la producción de drogas cocaínicas.

Este gobierno tuvo a bien encargarle a la Sunat la labor de fiscalización que el Produce no pudo ejercer sobre importadores, productores, transportistas, almaceneros y comercializadores de estos insumos. Se comienzan a ver los primeros resultados.

Por más eficaz que esta medida sea, debe ir acompañada por una mejor fiscalización de las empresas que compran el oro ilegalmente producido y, luego, lo exportan con todas las de la ley, lo que se constituye en el mecanismo perfecto de lavado de estos bienes y de las ganancias que generan.

Precisamente por ello se requiere mejorar la inteligencia financiera sobre esta actividad, que en el 2011, según estimados de Macroconsult, fue responsable de aproximadamente el 30% de los 10 mil millones de dólares que generó la exportación de oro ese año, en el que se tuvo precios récord.

En efecto, la exportación de oro ilegal ascendió a casi 3 mil millones de dólares, frente al estimado de 1.800 millones por la exportación de drogas cocaínicas.

Sorprende, por eso que en los últimos siete años la Unidad de Inteligencia Financiera solo produjera cuatro informes sobre minería ilegal frente a los 255 sobre tráfico ilícito de drogas, de un total de 635. 

Es verdad, sin embargo, que esos cuatro informes, producidos en los últimos dos años, han estado referidos a operaciones sospechosas por 1.525 millones de dólares, casi el 20% de todas las identificadas.

Aunque ausente de las primeras planas, la batalla por Madre de Dios es, pues, decisiva no solo para la región, sus habitantes y su medio ambiente, sino para el Perú. Ahí se define la capacidad del Estado de imponer el imperio de la ley en su territorio. Es una batalla que es necesario ganar.