"Bravo, Quinta de Presa", por Gonzalo Torres
"Bravo, Quinta de Presa", por Gonzalo Torres
Redacción EC

La reciente noticia de la futura restauración de la Quinta de Presa por el Patronato del Rímac, el y el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, bajo la égida económica e institucional del World Monuments Fund, merece un ¡bravo!, ya que la mirada del WMF está puesta en miles de lugares en el mundo, esta apuesta es de agradecer pues revalorizará no solo un monumento más de nuestro patrimonio, sino uno de los lugares más ignorados y empobrecidos de las áreas patrimoniales de Lima: el Centro Histórico del Rímac.

Los aplausos y el homenaje van también para quien fuera la representante del WMF en el Perú, Marcela Temple de Pérez de Cuéllar, pues sin su gran mirada, empuje y conexiones no se hubieran dado rescates tan importantes y bien hechos como Andahuaylillas en el Cusco. Salvando las diferencias, esperamos ese tipo de trabajo en la Quinta de Presa.

¿Cuál es la importancia de la Quinta de Presa como patrimonio histórico? Aparte de su belleza arquitectónica evidente es la única casona de recreo de estilo rococó que existe en Lima. La otra quinta, la del Prado en Barrios Altos, está demasiado maltrecha y abandonada y no tiene los detalles de esta. Es un ejemplo, también, de arquitectura colonial tardía en Lima. Hay que recordar que el propósito de la casa (que hace eco a los palacios de verano de la campiña francesa, en menor dimensión, por supuesto) fue la de servir de recreo a sus propietarios en las afueras de Lima. 

En los planos de Lima de 1858 a 1950 inclusive, la parte posterior de la Quinta de Presa eran terrenos de cultivo, es decir la casa se orientaba a un uso campestre. Como dato curioso, el ingreso de la casa no se planeó como hoy la vemos, desde el callejón de Presa, sino que siempre fue lateral, desde el jirón Chira. Es recién en el plano de 1896 en el que aparece tal callejón. Se dice que la casa fue construida por el virrey Amat para la Perricholi, sin embargo, esto dista mucho de ser verdad como lo cuenta el padre Ugarte en su monografía sobre la Quinta. 

Lo que no quita que el virrey, gran constructor, no haya participado de su diseño o que se haya juntado con Miquita en algún ágape en sus jardines y huertas. 
La fecha de su origen es incierta, calculándose entre 1760 y 1786 y fue encargada por la familia Carrillo de Albornoz sobre unos terrenos que fungían de molino. 
En 1846 se deshacen de la casa para que en 1920 la adquiera el Estado, primero como sede del Escuadrón de Gendarmes de Caballería Guardia Lima, luego para la Guardia Republicana y hasta sirvió en alguna época (y apropiadamente) como Museo del Virreinato.

La casa tiene interesantes detalles como los espejos de agua del atrio, las molduras en la fachada, un oratorio retablo con puertas lienzo, los juegos de escalinatas y arquerías de la fachada posterior, etc. La cosa será cómo llenar los espacios de la misma. 
Bravo es también el lugar en el que se encuentra, pero ese es otro tema para comentar a futuro. Hoy, brindemos por esta noticia.