Patricia del Río

Esta semana se filtró un PowerPoint en el que ustedes planteaban estrategias para ser “manyadas” por chicos de otros colegios. Me imagino el susto que les habrá dado ver su presentación circulando y la confusión que les habrá provocado los comentarios desubicados y crueles de los que han olvidado que alguna vez tuvieron 13 años.

Tranquilas, las redes sociales se han robado nuestra privacidad y siempre existirá la posibilidad de que un video o una foto nuestra llegue a las manos equivocadas y personas desubicadas se sientan con derecho a ofendernos. A todos aquellos que no las conocen y las han juzgado, ignórenlos, no desperdicien un minuto de su tiempo en prestarle atención a gente estúpida.

No puedo pedirles lo mismo cuando se trata de los chicos a los que buscan impresionar. En su está claro que les preocupa mucho ser percibidas como un grupo de chéveres y hermosas por muchachos a los que ustedes consideran geniales. Pedirles que no les dé roche que hayan leído su presentación no es realista, porque en este momento de sus vidas esos chicos sí importan. Y eso es absolutamente normal.

Una parte de nuestra identidad se construye gracias a la mirada de los otros y es muy difícil sentirse linda o ‘cool’ si nuestro entorno se encarga de decirnos que estamos gordas o que somos feas. Jean Paul Sartre, un filósofo francés, escribió “el infierno son los otros”, para referirse a lo difícil que es vivir bajo la mirada de nuestros semejantes. Descubrir la enorme distancia que hay entre quienes somos y quienes nos gustaría ser es aterrador. Por eso, todos hemos querido, en algún momento de nuestras vidas, tener un mejor cuerpo, ser más seguros e inteligentes. Por más que sus padres o sus profesores se esmeren en hacerlas valorar la originalidad, es evidente que, a los 13, ser distinto y mantenerse lejos de las ‘reus’ genera sufrimiento. Y ustedes lo saben, por eso, se esmeran en que ninguna chica se quede al margen y están preocupadas de que las doce encajen. Pedirles a las más desenvueltas que ayuden a las que tienen menos facilidad de palabra es solidario y da cuenta de un espíritu de grupo que merece ser reconocido.

Pero relájense. No tienen por qué vivir tan pendientes de la aceptación de esos chicos que en unos años ya no les parecerán nada especiales. Si hoy se sienten rechazadas o el chico que les gusta no las mira, en un tiempo esto no será más que un mal recuerdo y tal vez ni eso. Todo lo que les ocurre hoy es importante, pero no definitivo. Conforme crezcan irán encontrando grupos con los que se sientan cómodas, irán aceptándose tal como son y sabrán qué hacer y qué no cuando conozcan a alguien.

Como bien señalan en su ppt, lo mejor que tienen es que no necesitan de hombres para divertirse y créanme, si logran ser autosuficientes y no depender de la aceptación de los demás, esa será una fortaleza que ni el más guapo del mundo les podrá arrebatar.

¿Cómo hacer para que la mirada del otro no se transforme en el “infierno” del que habla Sartre? Pues deben tenerse confianza. Trabajar en sus cualidades y aceptar sus debilidades. Tienen que conseguir que la mirada que tienen de ustedes mismas sea la mejor, porque ese otro que hoy las rechaza ya no estará mañana, pero ustedes van a estar consigo mismas siempre, y si no aprenden a valorarse andarán por la vida desprotegidas, vulnerables y perderán cosas mucho más importantes que ser populares a los 13 años.

Por último, créanme, esos chicos que les parecen muy ‘cool’ están tan asustados como ustedes, por más que traten de fingir seguridad. Así que ya saben, vayan y disfruten de la vida que casi siempre es muy bella.

Patricia.

Patricia del Río es periodista