"Cash", por Milagros Leiva
"Cash", por Milagros Leiva
Milagros Leiva

Me lanzo. Ya lo decidí. Así tendré mucha plata sin declarar. ¿Acaso esa no es la mejor lección de los políticos peruanos? En las campañas es donde uno conoce gente, así que haré varias reuniones en privado con empresarios que me ofrecerán dinero en cash para ganar votos. Ni tonta que fuera. Bueno ya, si la ONPE insiste, voy a poner a todos mis amigos de la universidad, del edificio y de la cuadra como aportantes. También a mis padres. Mis hermanas que viven afuera se encargarán de los ‘depósitos’ internacionales. Si descubren un rosario de aportes truchos, diré que es persecución política.

Si alguna vez encuentran mis agendas y libretas de apuntes millonarios, saldré a gritar que todo es un complot, que todo es culpa del Apra, del fujimorismo y del nacionalismo, todos juntos. También del PPC y de AP, y por supuesto de PPK. De todos, incluida la izquierda. Que ellos plagiaron mi letra para inventar cifras millonarias, como si todo el Perú no supiera que antes de entrar a Palacio yo ya tenía un Lexus y vestía con Carolina Herrera. Mi bancada saldrá en bloque a pedir a los medios que saquen de agenda mis agendas y punto. No pasó nada. Como la fiscalía demorará mil años en investigar, volveré a postular. ¿Apostamos?

Contrataré un asesor experto en manejo de crisis; si es brasileño, mejor. Él me tenderá puentes con los más grandes del país más grande del mundo y la plata llegará. En campaña uno necesita apoyo, mucho apoyo. Imprentas, comida, transporte. Mucho cash. ¿O ustedes creen que los mítines se hacen por amor a la política? Hay que comprar polos rojos, polos blancos, vinchas, banderas, pitos. Los votos no llegan solos. 

Cuando llegue al poder, mi primo será jefe de la Sunat; mi amiga íntima, jefa de la OSCE. Cuando mi mejor amigo me denuncie, diré que es un delincuente internacional y lo enterraré en prisión; será fácil porque él antes habrá fugado. Cuando entrevisten a mi esposo, le daré un guion para que repita que todas las sospechas están en el Poder Judicial y que él no se puede ‘manifestar’; mientras tanto, mi abogado (que será experto en lavado de activos) ganará un hábeas corpus y punto final. Nadie me investigará. ¿Apostamos otra vez?

Y lo más importante: me importará un pepino que la gente quiera saber la verdad de mi vida financiera y de los aportes a mi partido; qué importa si en las encuestas me dicen mentirosa; yo diré que las encuestas son digitadas. En el poder nada está escrito sobre piedra. Eso diré. Y si algún periodista osara un sola pregunta incómoda, una sola, diré con la mejor de mis sonrisas: ¿qué quieres, una entrevista o una novela? Y todo el Perú verá impotente cómo contesto una vez más que la inseguridad es una percepción o una sensación que viene de antaño, y cómo no contesto nada sobre las acusaciones porque no me preguntan nada de nada. Total, varios de los famosos periodistas también estarán en mis agendas, pero de eso tampoco nunca diré nada. Lo prometo.