"El último caudillo", por Abelardo Sánchez León
"El último caudillo", por Abelardo Sánchez León
Redacción EC

El paso de caudillo a patriarca es peligroso porque significa, en gran medida, el paso del verano al otoño. El caudillo es la figura clásica de la historia de América Latina y funciona como el forjador de la identidad en base a su empeño y constancia. Todos nuestros pueblos han buscado un caudillo en el medio campo, que ponga orden, grite y tenga don de mando. El patriarca, más bien, agudiza las manías del antiguo caudillo y es la viva imagen de un viejito renegón que no quiere perder sus privilegios, que considera que se merece todo, solamente por haber sido el fundador, el líder, el jefe, en sus años mozos. En el Perú quedan pocos patriarcas, pero aún de muertos, siguen dictando consignas al estilo de Víctor Raúl Haya de la Torre, que sigue vivo, que no ha muerto del todo, pues “Haya Vive” es un lema que todavía perdura.

El otro patriarca es Luis Bedoya Reyes, fundador del PPC, que a su edad, ya no se sabe a ciencia cierta cuántos años tiene, todavía da la pauta al interior de su partido político: inaugura y clausura eventos, opina y da conferencias de prensa cuando la situación amerita el sonido de una voz contundente y que de línea. Las masas esperan que el patriarca señale el rumbo e indique cómo es la cosa. Sin embargo, pensamos que el : sus rivales lo han colocado en la clásica derecha peruana y han satanizado a Lourdes Flores Nano como la representante de los ricos, cuando sabemos que no lo es. El PPC se encuentra en el reto de ubicarse en el centro del espectro político, incluso en un centro izquierda, alejándose de la postura autoritaria y corrupta del Apra y de los fujimoristas, pues nada gana estando de furgón de cola. Es tiempo que el PPC muestre nuevos rostros, sobre todo ahora que las noticias han lapidado a su promesa Pablo Secada. Es hora que aparezcan voces alejadas de esa derecha inflexible, a la que no tiene por qué representar. Si para ello hay que poner de lado a su patriarca, pues en hora buena. Recordemos que los Demócratas mostraban a Ted Kennedy solo por unos minutitos durante la campaña presidencial de Obama, y Bill Clinton no le hacía sombra. Luis Bedoya Reyes representa  al papá de Lourdes Flores y esa figura opaca su imagen. Por más salud mental y física que tenga, no debe llevar las riendas del partido. La primera gran tarea del PPC es zafarse de la influencia de Alan y Keiko. No olvidemos que en Chile la Democracia Cristiana gobierna en alianza con el partido Socialista, y no con los pinochetistas.