El Presidente de la República, Martín Vizcarra, encabeza desde las 7 de la mañana la primera sesión del Consejo de Ministros, que se desarrolla en Palacio de Gobierno. (Foto: Presidencia)
El Presidente de la República, Martín Vizcarra, encabeza desde las 7 de la mañana la primera sesión del Consejo de Ministros, que se desarrolla en Palacio de Gobierno. (Foto: Presidencia)
Fernando Rospigliosi

El nuevo gobierno es básicamente opaco, casi sin personas conocidas en la vida pública. De un definido contraste con el gobierno de lujo de Pedro Pablo Kuczynski (PPK), que resultó un fracaso completo, de acuerdo con la calificación de la opinión pública recogida en las encuestas. 

El presidente Martín Vizcarra está tratando de sacar partido de ese hecho. Una ventaja es que, al no estar integrado por figuras rutilantes, no levanta tantas expectativas y, si realizan una gestión medianamente razonable, tendrán el respaldo de la ciudadanía que no espera grandes cosas de él. 

Una vez conocidos los nombres de los nuevos ministros, han empezado las críticas, a veces implacables, contra algunos de los designados. Básicamente, los cuestionamientos se sustentan en las posiciones políticas de los detractores. Los ubicados a la derecha reprueban a la ministra Liliana La Rosa (Midis) por su militancia en el Frente Amplio y al ministro de Trabajo Christian Sánchez por haber asesorado sindicatos. Los de izquierda, al general (r) José Huerta (Defensa) por su relación con Vladimiro Montesinos y al de Justicia, Salvador Heresi, por su vinculación con Álex Kouri y su apoyo al indulto de Alberto Fujimori. 

Sin embargo, en el Congreso, el mayoritario keikismo y otros grupos políticos se muestran mucho más cautelosos. No es para menos, pues casi todos son responsables de que hoy día Martín Vizcarra sea el presidente. Todos están en el mismo barco, por lo menos durante un tiempo. Así, no habrá mayor oposición para el voto de investidura del Gabinete que preside César Villanueva

Curiosamente, el oficialismo ya no es oficialismo. La bancada de Peruanos por el Kambio está integrada por personas de diversa procedencia, sin ningún vínculo ideológico o político que los una. La única argamasa que los enlazaba era su cercanía al poder. Ahora posiblemente se dispersarán si no vislumbran posibilidades con Vizcarra.  

El asunto es que Vizcarra tampoco tenía muchas opciones. A diferencia de un nuevo presidente que tiene seis semanas para constituir su gobierno y que, en el curso de la campaña electoral, ya ha ido seleccionando a los más importantes miembros de su Gabinete, Vizcarra tuvo apenas diez días. Como es obvio, él no estuvo consultando su posible nuevo gobierno desde Canadá. No podía hacerlo. Cauteloso, no quiso comprometerse. Sabía que si empezaba a contactar postulantes, eso se terminaría filtrando, y si no vacaban a PPK, quedaría en una posición muy expuesta. Y en la campaña del 2016, él fue solo un invitado; el plan de gobierno, las listas parlamentarias y el núcleo de los participantes eran gente de PPK.  

Vizcarra y Villanueva tampoco tienen un conocimiento cercano y personal con las figuras de la política y las élites limeñas. Ese también ha sido un factor a la hora de elegir a los nuevos ministros. 

Un criterio para escoger a sus colaboradores ha sido buscar entre personas que han tenido alguna responsabilidad en el Estado, viceministros, directores, funcionarios. Eso puede ayudar, evitando un largo período de aprendizaje. 

Un inconveniente similar al de PPK es que no tienen operadores y políticos diestros que le permitan al Gobierno manejarse en aguas turbulentas. Por ahora todo está tranquilo, pero eso podría cambiar rápidamente, ya sea por la aparición de protestas sociales o por decisiones importantes de política que deban tomar y que inevitablemente serán apoyadas por algunos y rechazadas por otros.  

Salvo Villanueva y Heresi, el resto de ministros carece de experiencia política significativa.  

En síntesis, con el nuevo Gabinete Vizcarra y Villanueva han pretendido contentar a todos y, como suele ocurrir, no han entusiasmado a nadie. Pero ese no es un obstáculo insalvable en estas circunstancias.

Lo más importante será el desempeño del nuevo gobierno, en particular en economía, la reconstrucción de las zonas afectadas por El Niño y la seguridad ciudadana. 

El economista Waldo Mendoza ha hecho algunas sugerencias sencillas y realistas al presidente Vizcarra. “No haga promesas. Muestre los resultados”. El empleo y la economía están en caída libre desde setiembre pasado, impulse la inversión pública, derogue las medidas tributarias que redujeron los ingresos. Ejerza la autoridad: no retroceda ante la presiones, ya sea de los maestros o de los productores de papa o maíz, defienda el funcionamiento de las casetas de peaje (“Gestión”, 5/4/18). 

Por último, el Gobierno podría tener un respiro con la Cumbre de las Américas, el Mundial de Fútbol y las Fiestas Patrias. Tendría que aprovecharlo.