La colonia rediviva en el siglo XXI, por Gonzalo Torres
La colonia rediviva en el siglo XXI, por Gonzalo Torres
Redacción EC

“Verás una gran ciudad / (Por lo que mira á terreno) / Que vista por fuera es, / Lo mismo que por adentro. / Lo primero que verás / Será un asqueroso suelo / De inmundas putrefacciones / Y de corrupciones lleno”.
 
Este verso es parte del libro “Lima Por Dentro y Fuera”, publicado en 1798 bajo el seudónimo de Simón Ayanque que escondía a don Esteban Terralla y Landa, un español que hizo la América primero en México y luego en el Perú. Este formidable libro revela la idiosincrasia de y lo limeño en los estertores de la Lima Colonial, habiéndose formado (¿deformado?) a través de siglos de influencia española en los usos, costumbres, tratos y jerarquías de la incipiente sociedad que está a punto de parir la etapa libertaria del siglo XIX. Es una diatriba llena de ironía, sarcasmo y mordacidad que no está exenta de malicia pero que es en extremo reveladora.
 
Don Esteban no es el primer viajero ni el último que critica o se asombra por lo que encuentra en la sociedad limeña, muchos ejemplos abundan desde los completamente ajenos a una sociedad hispana como Bachelier o Radiguet o los más cercanos como Concolorcorvo, pero lo que los diferencia a unos de otros es el grado de desaprobación de su mirada acerca de Lima y lo limeño. Unos son cáusticos completamente y otros, más bien, benevolentes.
 
Lo revelador de este libro es el espejo que puede reflejar su sátira hasta nuestros días en los que, ya no la mentalidad colonial, tan mentada por críticos actuales, es la que impera en los limeños sino en algo mucho más amplio: la idiosincrasia de sus habitantes que se fue gestando en la época colonial. La mentalidad colonial de sus habitantes es una explicación simplista e ideológica, la idiosincrasia colonial es una cuestión de herencia, formativa del temperamento de Lima y lo limeño en la que, si se quiere, puede incluirse la mentalidad.
 
La idiosincrasia limeña es el producto del fermento que fue la colonia y de las relaciones sociales que se produjeron entre los diversos estamentos que convivían dentro de sus murallas. Las relaciones de poder entre los españoles y criollos, entre los indios y los criollos, entre los amos y los esclavos, entre los hombres y las mujeres, entre el clero y los militares, entre los funcionarios y los terratenientes, en medio del centro del poder español en América y en una estructura de permanente extracción de oro y plata es lo que nos ha marcado a fuego.
 
Es revelador encontrar en el libro de Terralla que lo que critica hace más de doscientos años es lo mismo que hoy criticamos de nosotros mismos: la gastronomía como eje central de nuestra sociedad, las apariencias de una sociedad frívola que por fuera es flores y por dentro temblores, el centralismo y lo ajeno que es el Perú para los limeños. Y es que la colonia, más allá de balcones, sigue presente en el alma de Lima y lo limeño.