Maria Cecilia  Villegas

Si en algo deberíamos coincidir todos los peruanos es en que ni la crisis política ni nuestra insatisfacción con la democracia empiezan con el gobierno de Pedro Castillo ni con este Congreso y, por lo tanto, no terminarán con la sola salida de Castillo del poder y la convocatoria a nuevas elecciones generales. Mientras esta no sea una premisa en la que podamos coincidir, la búsqueda de consensos y soluciones estará lejos de ser lograda.

La , entendida como la idea de que existen reglas comunes iguales para todos y que son respetadas aun cuando nadie está mirando, no es algo que abunde en estas tierras. De hecho, el Perú es el segundo país de Latinoamérica en donde existe menor confianza interpersonal. Solo el 17% de los peruanos cree que se puede confiar en los demás (Ipsos 2022). Y esta falta de confianza agudiza aún más nuestras diferencias. Es así que desde un lado del espectro político (la centro izquierda y la “más” izquierda) se cree que el otro extremo solo está interesado en vacar a Castillo para poder volver a capturar el poder y con él las rentas del . Y de esta manera deslegitiman todo intento que venga de lo que hoy han bautizado despectivamente como “la extrema derecha”.

¿Es acaso que esta falta de confianza es gratuita? Por supuesto que no. La clase empresarial peruana ha sido en muchos casos mercantilista y el capitalismo un club privado al que solo acceden unos cuantos. Y es por ello que el sector privado tiene la tarea pendiente, y la capacidad, de lograr encaminar el país hacia el desarrollo. Lo dijo Julio Velarde en el último CADE “sin participación política, no hay solución”. Necesitamos involucrarnos en política porque el Estado no va a funcionar y los políticos no tienen los incentivos adecuados para resolver la crisis en la que nos encontramos.

La falta de representación política real que enfrentamos resulta en que nuestros intereses y necesidades no son adecuadamente escuchados ni resueltos por el Estado. Lo que se traduce en la insatisfacción de los ciudadanos con la clase política y con la democracia. El Estado no ha logrado resolver las necesidades de aquellos que dependen de él, para lograr una vida digna. La falta de acceso a servicios básicos como agua y saneamiento, vivienda, seguridad, educación y salud es incuestionable. Como lo es el hecho de que en el país no se existe un real Estado de derecho. No hay ley, ni orden, y hay un abandono de las poblaciones más pobres del país.

Una de las barreras para resolver las necesidades de los ciudadanos es la descentralización, que transfirió funciones y recursos sin asegurar la capacidad de los gobiernos regionales y locales para proveer servicios públicos de calidad. La descentralización en el Perú ha sido un fracaso. En lugar de acercar al Estado y sus autoridades al ciudadano y lograr entender sus intereses y satisfacer sus necesidades, el Estado se volvió menos eficaz y en lo único que fue exitoso fue en lograr descentralizar la corrupción a todos sus niveles. Un país no es más descentralizado cuanto más regiones ni cuanto más distritos tiene, sino cuando es más eficiente en la asignación del gasto al interior del país, permitiendo que los ciudadanos accedan a más y mejores servicios. ¿Pero cómo lograrlo si los 24 gobernadores regionales tienen investigaciones por actos de corrupción?

En teoría, a mayor transparencia sobre los actos de gobierno y mayor rendición de cuentas, menor corrupción y mayor satisfacción de los ciudadanos. Pero lo cierto es que para que esto ocurra se necesita que haya ciudadanos ejerciendo ciudadanía, involucrándose en política, en políticas públicas y gestión. La incapacidad del Estado para satisfacer necesidades, reducir la inequidad y mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos tiene un impacto negativo en la confianza.

Tenemos que pasar de los discursos a la acción. Necesitamos recobrar la confianza, porque sin ella una sociedad no es viable. ¿Cómo logramos recuperar la confianza? Liderando, involucrándonos en política, proponiendo reformas y siendo la voz de quienes no tienen voz.

Maria Cecilia Villegas es CEO de Capitalismo Consciente Perú