"Corrupción y encubrimiento en Interior", por Fdo. Rospigliosi
"Corrupción y encubrimiento en Interior", por Fdo. Rospigliosi
Fernando Rospigliosi

FERNANDO ROSPIGLIOSI
Analista político

Cuando Radioprogramas del Perú (RPP) difundió hace unos días videos donde se aprecia a policías cobrando coimas de diez y quince soles a un motociclista que quebrantaba las normas de tránsito, el ministro del Interior, Walter Albán, se apresuró a anunciar drásticas sanciones para los culpables.

Cuando El Comercio publicó una denuncia sobre una compra fraudulenta del Ministerio del Interior (Mininter) de binoculares y visores nocturnos con un sobreprecio de casi cinco millones de soles y, como consecuencia de la investigación periodística, se tuvo que anular la adquisición, Albán trató de minimizar el asunto diciendo que la transacción fue invalidada por razones administrativas y que no tiene nada que ver con la labor fiscalizadora de la prensa.

Una grosera mentira.

La investigación de Fabiola Torres descubrió que el proceso de licitación amañado se realizó durante la gestión de Wilfredo Pedraza, pero la adjudicación se concretó el 24 diciembre, siendo ministro Albán (El Comercio, 5/2/2014).

La periodista encontró que el precio al que el Ministerio del Interior (Mininter) adquirió los binoculares chinos era 14 veces lo que cuestan por unidad en una tienda. En realidad, comprados en grandes cantidades (casi 600) el precio es mucho menor. 

La empresa ganadora nunca antes ha vendido nada al Estado y fue la única que finalmente postuló, pues otras no se presentaron o fueron eliminadas por razones administrativas.

Es decir, por donde se le mire todo tiene visos de ser una gran estafa, a pesar de lo cual Albán ha tratado, desde el primer momento, de pasar por agua tibia el fraude engendrado en la gestión de su antecesor. El pretexto que aduce es que la compra no se llegó a concretar porque fue anulada antes de pagar.

En efecto, cuando la periodista Fabiola Torres llamó al ministerio el 4 de febrero, un día antes de la publicación, para pedirles su versión, ni Albán ni ningún funcionario dio la cara. Y ese mismo día, ante la certeza de que El Comercio iba a destapar el escándalo, Albán firmó la Resolución Ministerial 118 –que se hizo pública al día siguiente– declarando la nulidad por “deficiencias” administrativas.

Es más, el 4 de febrero, el Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado confirmó que la adquisición de los binoculares y visores nocturnos seguía vigente. Recién se anuló al día siguiente, cuando El Comercio hizo la denuncia.

Ahora Albán dice que él pensaba invalidar la licitación desde días antes. No hay ninguna evidencia de que sea así. Y el hecho concreto es que no lo hizo hasta el día en que Fabiola Torres inquirió sobre la fraudulenta compra.

Además, la periodista había entrevistado al vendedor de los binoculares el 9 de enero. Así es que por lo menos desde esa fecha los implicados en el fraude ya estaban advertidos de que había una investigación periodística en curso. Pero las ganancias eran tan jugosas que, a pesar de eso, siguieron adelante con la estafa y solo dieron marcha atrás en el último minuto, cuando ya no era posible realizarla.

Como ha señalado el congresista Daniel Mora, no fue una compra fallida, fue un robo fallido.

Ni la resolución del Mininter, ni el comunicado que publicaron el día que El Comercio hizo la denuncia, ni Albán en sus declaraciones, dicen nada sobre la descomunal sobrevaluación. Es decir, están tratando de encubrir el fraude que esta vez intentó ser perpetrado por funcionarios civiles del Mininter y no por la policía.

Después de que la fiscalía, la contraloría y el Congreso han manifestado su decisión de investigar, probablemente el Mininter también lo hará. Pero con esos antecedentes, es dudoso que en el ministerio lleguen hasta los verdaderos responsables.

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El viernes el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) cumplió cincuenta años de fundado. En un país de instituciones efímeras, es una verdadera hazaña durar tanto. Pero lo más importante es que el IEP se ha mantenido en todo ese tiempo a la cabeza de los centros de investigación en ciencias sociales en el Perú, publicando centenares de libros y reuniendo a los más destacados estudiosos e investigadores. Se podría mencionar a muchísimos, pero baste señalar a dos, José Matos Mar, que lo dirigió las dos primeras décadas, y Julio Cotler, el más importante cientista político, que lo condujo otras dos décadas y sigue animándolo ahora, cuando nuevas generaciones toman la posta.