"El dilema, entonces, es rediseñar la cobertura de Essalud para que pueda financiarse con una contribución proporcionalmente menor o mantenerla como está y financiarla, en parte, con fondos de la tributación general".
"El dilema, entonces, es rediseñar la cobertura de Essalud para que pueda financiarse con una contribución proporcionalmente menor o mantenerla como está y financiarla, en parte, con fondos de la tributación general".
Iván Alonso

El esperado estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre las finanzas de Essalud propone, entre otras cosas, según lo ha reseñado la prensa, elevar y nivelar las contribuciones de los trabajadores para cerrar un déficit proyectado en cerca de 2.000 millones de soles para los próximos ocho años. Elevar quiere decir restablecer el descuento a las gratificaciones, que fueron exoneradas de la contribución a por una ley del 2009. Nivelar, que todos contribuyan con el mismo porcentaje (9%) de sus ; y no, como ahora, que los trabajadores agrícolas contribuyan con el 4% y los del Ministerio de Salud (nada menos) con el 9%, pero no de sus remuneraciones totales, sino solamente de las dos terceras partes de las mismas.

Nivelar es bueno, en principio, salvo que existan diferencias importantes, ya sea por la ubicación geográfica o por el tipo de actividad, en los costos de atención que los distintos grupos de trabajadores imponen al sistema. En caso contrario, el principio de neutralidad debería prevalecer, esto es, tratar a todos por igual, de tal manera que la ley no favorezca a unas actividades en desmedro de otras.

Elevar las , sin embargo, es problemático porque ya con el porcentaje actual son una de las principales causas de la informalidad laboral. Todos los demás “sobrecostos” son inocuos (o relativamente inocuos) porque el mercado laboral ajusta los sueldos nominales para compensar los efectos de las gratificaciones –dividiendo la remuneración anual entre catorce, en lugar de doce– y de las vacaciones –pagando por lo que se produce no en doce meses, sino en once–. La CTS reduce la disponibilidad inmediata, pero al final el trabajador recibe su plata. Casi lo mismo puede decirse del aporte a la AFP o a la ONP. Pero la contribución a Essalud es diferente. La ley lo obliga a recibir una parte de su remuneración en especie. El mercado laboral no se ajusta fácilmente porque el costo del seguro para el empleador es mayor que el valor que tiene para el trabajador. Y cuando el mercado no puede ajustarse, la solución es migrar a la informalidad.

La pregunta fundamental es la siguiente: si el trabajador pudiera tomar el seguro por su cuenta, ¿estaría dispuesto a pagar una prima equivalente al 9% de sus ingresos? La respuesta es no. Eso es más de lo que le cuesta un seguro privado a un profesional independiente. No estamos diciendo que Essalud sea ineficiente ni que una contribución del 9% no sea actuarialmente justa. Lo que estamos diciendo es simplemente que para la mayoría de trabajadores gastar ese porcentaje de sus ingresos en un seguro médico resulta excesivo. Prefieren correr el riesgo. No hay por qué culparlos: todos tomamos determinados riesgos cuando el costo de asegurarnos contra ellos nos parece demasiado alto.

El dilema, entonces, es rediseñar la cobertura de Essalud para que pueda financiarse con una contribución proporcionalmente menor o mantenerla como está y financiarla, en parte, con fondos de la tributación general. Puestos a escoger, preferiríamos que nuestros impuestos se usaran para curar a la gente que para programas como Mivivienda o Renta Joven. Podemos también elevar las contribuciones, pero así nunca bajaremos la informalidad.

Una cosa más: nuestra solidaridad con Fernando Cantuarias, que está sufriendo prisión injustamente.