Alejandra Costa

Pese a la energía que los peruanos hemos invertido en alentar a la selección peruana para que llegue al Mundial tendremos que contentarnos con ver a otras selecciones disputarse la Copa del Mundo y aceptar que no pudimos clasificar. Pero a lo que no deberíamos resignarnos es a la falta de capacidad que está demostrando el Estado Peruano para afrontar la y el incremento del hambre en el país.

El último ránking del Índice Mundial del Hambre muestra que, pese a que seguimos en el puesto 38 de 121 países, la puntuación del Perú ha vuelto a niveles del 2012. En lugar de avanzar, hemos retrocedido una década en el combate a la desnutrición crónica y aguda, en mortalidad infantil y en consumo de calorías.

No estamos solos. Los choques externos que representaron primero la pandemia y luego el incremento de los costos de los a nivel mundial por la invasión de Rusia a Ucrania han hecho mucho más complicado para las familias en todo el mundo cubrir sus necesidades alimentarias.

En el Perú, al alza de los precios se suma que los ingresos y los empleos de calidad no se han recuperado a la velocidad suficiente para permitir a las familias afrontar este escenario.

Como mostraba en CADE Ejecutivos 2022 Carolina Trivelli, asesora de la FAO en América Latina, un 44% de los peruanos dijo haberse quedado sin alimentos en los últimos tres meses por falta de dinero o recursos, según una encuesta del IEP de junio. Esta terrible situación se agrava en los hogares de menores ingresos (61%) y en el medio rural (54%).

Resolver este tema es urgente. Lamentablemente, lograr que menos peruanos pasen hambre requiere de una acción decidida por parte del Gobierno, que está más preocupado en asegurar su permanencia en el poder que en resolver los problemas del país.

A esta falta de priorización se suma la incapacidad que se ha hecho evidente en las pocas acciones iniciadas para evitar que se agrave la crisis alimentaria. Tras cuatro procesos de licitación, aún no sabemos si Agro Rural logrará comprar los fertilizantes que deberían haber llegado al Perú antes de que comience la campaña agrícola en agosto. Sin urea, se producirá menos arroz, papa y maíz y estos productos, fundamentales para los hogares peruanos, costarán aún más .

Como también decía Trivelli, las recetas para salir de esta crisis existen. No hay que inventar la pólvora. Se necesita ayuda directa, focalizada y temporal a los hogares más vulnerables para que puedan consumir alimentos y a los agricultores para que puedan producirlos. Se requiere también la suma de esfuerzos del sector privado y el acompañamiento de los organismos internacionales.

Así como ponemos el grito en el cielo cuando la selección peruana pierde, indignémonos también por este partido que estamos perdiendo por goleada y que solo podremos remontar si todos remamos juntos.

Alejandra Costa es curadora de Economía del Comité de Lectura