(Ilustración: Giovanni Tazza)
(Ilustración: Giovanni Tazza)
Maria Alejandra Campos

Han pasado 28 días desde que venció la prohibición para la creación de universidades y el Congreso aún no aprueba la nueva ley de moratoria. ¿El resultado? Siete nuevas instituciones privadas han presentado solicitud de licenciamiento a la Sunedu. Una nueva universidad cada cuatro días. Ello sin contar los 20 proyectos de ley de creación de universidades públicas que, según la titular de la Sunedu, Lorena Masías, aguardan en el Congreso actualmente.

Uno de los efectos colaterales del proceso de vacancia presidencial a fines del año pasado fue que no se pudo debatir la ampliación del plazo de la ley de moratoria vigente desde el 2012 y que vencía el 22 de diciembre del 2017. Ello generó que se tuviera que presentar un nuevo texto, cuyo debate en el pleno se llevó a cabo el 9 de enero de este año. Desafortunadamente, debido a una disposición complementaria que se introdujo subrepticiamente, sin consentimiento de la Sunedu o el Ministerio de Educación, la nueva ley no fue aprobada en la votación y tuvo que solicitarse una reconsideración. Es decir, se dejó el debate para después. Pero las vacaciones apremian y los congresistas tenían que armar maletas el 12 de enero para disfrutar de sus tan merecidos tres meses de descanso. 

Entre la playa y el Papa, el presidente del Congreso y los voceros de las bancadas aún no se ponen de acuerdo respecto a la fecha en que la Comisión Permanente sesionará, ni en la agenda que se debatirá. Con ello, la puerta para que más universidades presenten sus solicitudes de licenciamiento a la Sunedu sigue abierta.

Pero si existe el filtro de la Sunedu, ¿cuál es el problema con que se presenten solicitudes, cuando pueden ser rechazadas? Primero, que no necesitamos más sino mejores universidades. Somos el segundo país de Sudamérica con más universidades, luego de Brasil, pero solo una universidad peruana aparece en el Top 50 del QS Latin America University Rankings 2018.  

Segundo, el Estado lleva apenas tres años regulando las condiciones básicas de calidad de las universidades y recién va en la quinta parte del trabajo: solo 29 instituciones han sido licenciadas, 87 están en evaluación y 26 no han empezado el proceso. Ni qué decir de condiciones más exigentes como la acreditación, que todavía está en pañales: 215 carreras acreditadas, de las más de 1.000 que existen en el país (según la web del Sineace).

¿Qué está esperando el Congreso para volver a debatir la moratoria? O bien realmente existe una cuota de irresponsabilidad y están disfrutando de sus vacaciones, o hay un cálculo político en la demora. Considerando la cantidad de intereses que existen alrededor de la educación y lo lucrativo que ha resultado este negocio para muchos políticos, genera suspicacia la poca celeridad que se le está dando al tema. Si no hay presión social, pueden demorarse una semanita más, poner como excusa la visita del Papa, permitir que se sumen dos universidades a la cola del licenciamiento y, quizás, incluso cobrar el favor más tarde.

Pero, en aras de la reconciliación, esperemos que sea simple flojera. En cuyo caso sería ideal si nuestros padres y madres de la patria nos hacen el inmenso favor de cerrar la sombrilla un par de días y venir a trabajar para solucionar este problema.  

Sin duda, la tarea de mejorar la calidad de la educación que brindan actualmente las universidades en el Perú no es sencilla. Más que crear nuevas universidades, lo que urge en el sistema peruano es reforzar las existentes, tanto en el ámbito privado como en el público.  

Se nos va la vida.