Espías y precisiones, por Hugo Guerra
Espías y precisiones, por Hugo Guerra
Redacción EC

Discrepo cada día más de la conducción del gobierno humalista porque creo, sobre base objetiva, que le está causando grave daño al futuro de la nación. Sin embargo, en el caso de los espías encausados por vender a Chile información de nuestra Marina de Guerra, me resisto a suponer que sea una argucia para fortalecer el frente interno.

Los chilenos han observado una línea de conducta indebida en sus relaciones con el Perú desde el inicio de la República. El espionaje, la intriga y la agresión militar resultan una constante que no se ha detenido ni siquiera en tiempos de paz oficial. Esa hostilidad, cuyo inspirador mayor fue , no ha variado por el signo ideológico de los gobiernos santiaguinos de turno, puesto que espionaje, amenazas y tretas varias –todos documentados y ya registrados históricamente– se han producido durante los regímenes de Allende, Pinochet, Piñera y Bachelet. Y resulta grave que se haya seguido espiando durante el proceso del diferendo marítimo sometido a la corte de La Haya.

De modo que en el verosímil caso en curso contra dos subalternos de la Marina lo único que cabe es continuar el proceso judicial hasta imponerles las sanciones más duras por traición a la patria.

Pero, fijada esta posición principista, no puedo dejar de llamar la atención sobre algunos puntos equivocados: primero, el caso no debió ser publicado por la prensa porque se ha cortado toda posibilidad de descubrir la red de espionaje detrás de los agentes procesados. El periodismo, sin abjurar de su libertad informadora y expresiva, sí debe tener límites cuando se trata de secretos que ponen en riesgo la seguridad de la nación. Esa es la letra y el espíritu de la norma que tras el período fujimorista debatimos civiles y militares desde el Consejo de la Prensa Peruana hasta consolidar la Declaración de Lima y la .

Luego, sí corresponde que el proceso sea conocido por el fuero privativo militar, pero, tratándose del delito de traición a la patria, los imputados no deberían tener acceso libre precisamente a la prensa porque siguen poniendo en riesgo a la institución naval.

En cuanto a la Comisión de Defensa del Congreso resulta vital que investigue hasta establecer la responsabilidad organizacional y política que permite una fuga de información que, por indicios varios, sería mucho mayor a la publicada. Preocupa, además, que durante este gobierno el aparato de inteligencia del Estado, en los niveles civil y militar, carezca de una competente dirección estratégica, como demuestran la intervención en la DINI y la disolución del arma de Inteligencia del Ejército.

Por otra parte, durante el humalismo –si bien ha mejorado relativamente la capacidad defensiva de nuestras Fuerzas Armadas– se han deteriorado las condiciones de vida de miles de oficiales y subalternos tanto en actividad como especialmente en retiro, lo que causa desmotivación, incertidumbre y abandono. Por eso estoy convencido de que en coyunturas como la presente debemos diferenciar la indispensable unidad en el frente externo, pero sin que eso suponga cerrar filas en torno a una conducción tan ineficiente como la de Ollanta Humala Tasso.