Fe en la ignorancia, por Alfredo Bullard
Fe en la ignorancia, por Alfredo Bullard
Alfredo Bullard

¿Sabe lo que es la ‘al-Hayar-ul-Aswad’? Es una piedra negra, ubicada en La Meca que, de acuerdo con las creencias musulmanas, un creyente debe visitar al menos una vez en su vida, dar vueltas a su alrededor, postrarse ante ella y, de ser posible, besarla.

¿Por qué rendir culto a una piedra negra? Según la tradición, esta piedra se encuentra en un lugar legendario: el paraíso (el mismo que aparece en la biblia judeocristiana), pues Adam (Adán) y Hawa (Eva) la vieron caer del cielo.

Esta piedra fue descubierta en 1772. ¿Cómo se sabe que es la que vieron Adam y Hawa? Pues simplemente porque no hay otra piedra negra en la zona. Pero por supuesto hay piedras negras en otros lugares. 

Los musulmanes han desarrollado una creencia que mueve millones de personas al lugar todos los años. Por sus creencias no es posible tomar muestras para explicar su origen. Pero seguramente usted ya dedujo que se trata de un meteorito. Efectivamente, esa es la explicación que, según los científicos, parece ser la verdadera. Y como hoy sabemos que los meteoritos pueden caer en cualquier lugar, la piedra que vieron caer del cielo Adam y Hawa puede estar en cualquier sitio. Por ello el paraíso, si existió, no necesariamente está donde se encuentra la ‘al-Hayar-ul-Aswad’.

Las creencias religiosas, como los mitos o la brujería, se basan en la incertidumbre sobre las explicaciones causales de ciertos hechos. Los incas creían que el sol y la luna eran dioses porque no tenían una explicación científica de su origen y naturaleza. Crearon leyendas e historias que explican cosas que hoy nos parecen tan sencillas de entender, como un solsticio o un eclipse.

Como bien explica el premio Nobel de Economía Douglass North, buena parte de las creencias religiosas, mágicas o sobrenaturales, incluso la brujería, se originan en lo que no sabemos explicar. 

Tendemos a llenar los vacíos generados por la incertidumbre de conocimiento con ideas o principios inexplicables científicamente. Como indica North, durante toda la historia de la humanidad ha existido un área residual de conocimiento que carecía de una explicación racional.  

Sin embargo, el conocimiento científico avanza y con ello se reduce ese espacio residual de incertidumbre.

Con ello, adorar al sol o creer en la ‘al-Hayar-ul-Aswad’ se vuelve absurdo. Pero la religión se resistirá a aceptar que debe cambiar lo que siempre se ha creído. Muchos dogmas e ideas se siguen defendiendo pese a que la ciencia ha desmentido su fundamento.

El cristianismo, y el catolicismo en particular, no están a salvo de ese fenómeno. Se juzgaron las ideas de Galileo, Kepler o incluso las del mismo Descartes. La teoría evolutiva de Darwin fue severamente cuestionada. Y la lista es muy larga.

Todos los días enfrentamos reglas o principios que se basan en cómo la religión llenó el vacío que dejaba la ignorancia humana ante la incertidumbre. Y la religión tercamente se resiste a aceptar un cambio obvio e incluso pretende responder científicamente.

Recientemente la Iglesia Católica ha pretendido establecer reglas sobre la cremación, a pesar de toda la evidencia científica y económica sobre su conveniencia. La acepta (sugiriendo que es mejor el entierro convencional) pero pretende que las cenizas solo puedan ser depositadas en “lugares sagrados” que, como la ubicación del paraíso para los musulmanes, solo se basan en un acto de fe en lo que la propia Iglesia define. La cremación es conveniente por razones de higiene, ambientales y de necesidad de uso de espacio físico, en especial en las ciudades. 

Y en la misma línea se encuentra la oposición a los anticonceptivos, la reproducción humana asistida o los avances de la genética. 

Hace solo unos días el congresista y pastor Julio Rosas organizó una cantinflesca conferencia para pretender sostener, con supuestas bases científicas, que la homosexualidad no es natural, sino una desviación psicológica, contradiciendo evidencia científica contraria y bastante más seria. 

Y es que la ciencia no solo nos ayuda a entender el mundo y reducir la incertidumbre. Nos ayuda a mejorar nuestra vida y el bienestar de la gente. Todo ello a pesar de la defensa de creencias religiosas que son fruto finalmente de la ignorancia.

Como dice el biólogo evolucionista Richard Dawkins, “lo que me preocupa de la religión es que les enseña a las personas a estar satisfechas con no comprender”.