(Foto: El Comercio)
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Pedro Tenorio

Atención a esta historia: hace 15 días este Diario publicó una entrevista al gobernador regional de Ica, . En ella, una grave revelación destacó entre muchas otras: tres parlamentarios del fujimorismo, elegidos por dicha región, habían intentado boicotear importantes reformas en los servicios de salud y transportes. Sobre todo, aquellas que atacaban la corrupción reinante en ambos sectores. Así como lo lee: congresistas empeñados en amedrentar a quienes –según Cillóniz– solo pretendían servir mejor a sus ciudadanos. Lo paradójico del caso es que Cillóniz fue elegido con los colores de  (FP), hizo campaña del brazo de Keiko Fujimori y todo para que integrantes de la bancada naranja –nombró a César Segura, Miguel Ángel Elías y Betty Ananculi– lo convirtieran en el blanco de sus intereses políticos.

Han transcurrido 15 días y cabe preguntarse qué han hecho FP y  para investigar –y eventualmente sancionar– esta grave denuncia. ¿Acaso ella y su partido no están comprometidos con la lucha anticorrupción “venga de donde venga y caiga quien caiga”? Hasta hoy ni Keiko ni FP se han pronunciado oficialmente sobre el tema. Ni un comunicado siquiera para guardar las formas. Todo indica que la denuncia de Cillóniz cayó en saco roto. Y ojo que este gobernador regional también denunció al ppkausa . Sí, con él tampoco pasa nada.

Soy de quienes piensan que las denuncias de compras inconvenientes y posiblemente sobrevaluadas en el , y hasta la contratación irregular de funcionarios, deben investigarse. Pero me parece más grave aun que una autoridad como Cillóniz señale con nombres y apellidos a quienes podrían estar favoreciendo a la corrupción y nadie haga algo eficaz. ¡Ni en el Parlamento ni en los partidos que les dan sustento!

Igualmente grave resulta que el presidente no entienda que le toca liderar personalmente una cruzada nacional que ponga a la lucha contra la violencia de género en el primer lugar de sus prioridades. Menos comisiones, promesas y palabreo y más medidas efectivas es lo que los ciudadanos esperan de un gobierno. Ese es el abecé básico de todo líder y Vizcarra necesita aprender a serlo.

El problema de fondo radica en que el Perú no emprenderá ninguna de las reformas que necesita mientras sus autoridades carezcan de apoyo político. ¿Reforma laboral, mayor productividad? Olvídenlo. Una encuesta de GFK en abril lo anuncia claramente: 54% de los entrevistados espera votar por alguien distinto a lo hoy conocido. Y en los segmentos D y E llega al 60%. Liderar es actuar, pero no lo entienden ni las cabezas de la oposición ni del Gobierno. Así estamos.