Con más fuerza, vienen los nuevos políticos, por F. Rospigliosi
Con más fuerza, vienen los nuevos políticos, por F. Rospigliosi
Fernando Rospigliosi

El gobierno de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) está haciendo un excelente trabajo, al igual que la oposición. También el alcalde de Lima y sus colegas de provincias. Si la mayoría de la opinión pública no piensa lo mismo es porque hasta ahora ellos no han comunicado adecuadamente sus extraordinarios logros y aciertos.

Esa candidez la han venido repitiendo altos cargos del gobierno y ahora se ha sumado la presidenta del Congreso, Luz Salgado. En verdad, es lo que suelen sostener los políticos de todos los gobiernos cuando les va mal en las encuestas.

Y, aunque parezca mentira, muchos de ellos creen eso. Por tanto, se dedican a contratar comunicadores, publicistas y a algunos vendedores de sebo de culebra para que los ayuden a transmitir al público sus grandes éxitos. También gastan ingentes sumas –que salen del bolsillo de todos los peruanos– en publicidad, que no solo está destinada a mostrar sus resultados sino a persuadir a algunos medios de comunicación que es mejor sumarse a los aplausos y atenuar –o desaparecer– la intensidad de las críticas.

Pero nada de eso funciona. El único antídoto a la pérdida de popularidad es realizar un trabajo eficiente desde la función pública que contribuya a mejorar la vida de los ciudadanos. Por supuesto, eso no basta. Se requiere también habilidad política y liderazgo, cualidades que brillan por su ausencia en el panorama peruano si nos atenemos a la calificación de la opinión pública.

En el caso del gobierno la situación se está tornando crítica, porque como se ha dicho muchas veces, es débil, carente de liderazgo, sin partido político, con una bancada parlamentaria pequeña y que ocupa más tiempo criticando al gobierno que defendiéndolo, y con una oposición beligerante que tiene en el Congreso una mayoría inédita en los últimos lustros. 

Es decir, es un gobierno que depende muchísimo del respaldo de la ciudadanía, y lo está perdiendo aceleradamente, como muestran las últimas encuestas de Ipsos y Datum, que registran que la desaprobación del presidente PPK ya superó su aprobación.

Los partidarios del gobierno y los adversarios del fujimorismo se consuelan destacando el hecho que a todos les va mal. En realidad, no es tan cierto. Según Ipsos la aprobación de Keiko Fujimori subió tres puntos en enero, después de la censura del ministro Jaime Saavedra, y su desaprobación bajó ligeramente.

Pero lo más importante es que mientras el gobierno necesita imperiosamente mejorar su aprobación, a los caudillos opositores les importa más su posición relativa respecto a sus futuros competidores. Keiko Fujimori no competirá con PPK en la próxima elección, sino con Verónika Mendoza, Alan García, quizás con su hermano Kenji y otros. Así es que pierden su tiempo quienes, con buenas intenciones ciertamente, se desgañitan aconsejando a los opositores que sean más condescendientes y menos belicosos con el gobierno para que no se desgasten.

Peor todavía, si atacar a un gobierno crecientemente impopular se convierte en un negocio políticamente rentable.

El punto es que el huracán Lava Jato que está afectando ya a todo el establecimiento político posiblemente lo va a arrasar en los próximos meses y años. Y una de las consecuencias probables es la aparición en el escenario, con renovados bríos, de nuevos políticos que aprovecharán el desprestigio de los “tradicionales” para hacer carrera.

En el 2016, Julio Guzmán surgió como una estrella fugaz y realmente tenía muchas posibilidades cuando el Jurado Nacional de Elecciones lo sacó de carrera en una discutida decisión. Sin duda, Guzmán volverá a la carga en la próxima elección y de seguro aparecerán muchos como él.

El punto es que ser nuevo no garantiza nada, ni buen gobierno ni honradez. La última desastrosa experiencia la tenemos con Ollanta Humala, que ya está a punto de caer en manos de la justicia por corrupción. 

Ahora mismo, el cómico Jimmy Morales, que llegó a la presidencia de Guatemala gracias al rechazo a la corrupción de los políticos tradicionales, tiene a su hermano y su hijo presos por corrupción. En un caso similar, el periodista Mauricio Funés, ex presidente de El Salvador, se ha fugado de su país acusado de enriquecimiento ilícito y otros delitos. 

Pero es inevitable. Los nuevos políticos jugarán un papel muy importante en el futuro inmediato.