"Cómo hemos cambiado, Anel", por Pedro Canelo
"Cómo hemos cambiado, Anel", por Pedro Canelo
Pedro Canelo

Invierno de 1998. Con el DNI recién salido de la imprenta, con el cabello casi rapado por haber ingresado recién a la universidad, un grupo de jóvenes quiso hacerse cargo de una misión que aparentemente no era apta para menores. Se denunciaban actos de corrupción en el gobierno de Alberto Fujimori y para algunos ciudadanos la única tribuna estaba en las calles. Éramos miles de estudiantes en sucesivas marchas de protesta, los policías descontrolados, los vehículos detenidos en colas impacientes, las bombas lacrimógenas explotándote en el rostro, el miedo a una situación desconocida. Pero ese natural temor era aliviado con el respaldo espontáneo de políticos que se unían a las largas caminatas que en septiembre del 98 alcanzó las puertas del Congreso. Allí estaba infaltable como abanderada de los indignados, de los que querían un país mejor. Admiraba a Anel porque se mostraba combativa e incansable. Su energía contagiaba en días donde cada delito impune te hacía sentir más débil y desilusionado. Como en esas marchas de finales de los noventas donde cada ataque del ‘rochabus’ dispersaba a los grupos hasta perder a tus compañeros de clase, así hemos perdido de vista a Anel. Si alguien la encontró, agradeceremos pronta información.
 
Es casi inverosímil aceptar que quince años después, Anel sea la misma que hoy juega a ser escudera de Acuña, en un asombroso estado de negación ante un caso de plagio y de apropiación intelectual. Ha renunciado Humberto Lay a la plancha presidencial de y si aquella Anel que todavía continúa con el candidato de Alianza para el Progreso es la misma que caminaba junto a nosotros en el 98 solo queda decirle -aunque suene a reclamo extemporáneo-: “solo faltas tú”.
 
Decepciona la insistencia de Anel Townsend con Acuña porque ella fue el apoyo y la energía para tiempos en los que pocos creían en un país con posibilidades. Es cierto que el transfuguismo político hoy está más movido que el mercado de pases del Torneo Apertura; pero lo de Anel no es solo un cambio de camiseta cuestionable sino un abandono definitivo de las convicciones. Es recortar las fotografías de lo que algún día fuiste para después lanzar los restos al bote de basura más cercano.
 
Cómo hemos cambiado, Anel. Ya quizá no somos esos muchachos con ojos brillosos que salían a todas las marchas y manifestaciones. Hemos visto protestas desde un tercer piso, desde la comodidad de un balcón. Y es cuando recuerdas todo eso que ese chiquillo interior te jala los orejas y te sienta frente a una computadora para escribir esta carta. Una epístola para volvernos a mirar en ese espejo del tiempo. Ese espejo que necesita Anel Townsend para convocar a una imprevista conferencia de prensa y decir que en estas Elecciones llegó hasta aquí nomás.
 
[Mi columna de hoy en "El Comercio". Salimos todos los jueves]