"Julio Guzmán, el Lapadula de las elecciones", por Pedro Canelo
"Julio Guzmán, el Lapadula de las elecciones", por Pedro Canelo
Pedro Canelo

Con una camisa de horario de oficina, con una estatura por debajo del promedio, Julio Guzmán es lo menos parecido a un futbolista profesional. Entonces, ¿qué lo podría unir a , ese delantero ítalo-peruano que ha atraído la atención del periodismo deportivo en las últimas semanas? Muy simple, los dos se han convertido en una inquieta esperanza dentro de una población que se ha quedado sin ídolos y sin líderes en quien confiar. Los dos son apóstoles del fenómeno ‘outsider’, son los ‘tapaditos’ tanto de la política como del fútbol, los que no estaban en los planes, los que amenazan con salvarnos de la triste rutina del desencanto.

es mucho más que un ‘outsider’ que ha querido galopar desde el último puesto para atropellar en los metros finales. Su presencia inesperada en estas elecciones 2016 también es la rebelde respuesta de una población cansada de los partidos políticos tradicionales. No importan las propuestas, ni las contradicciones en el discurso, mucho menos su equipo de trabajo, Guzmán es una novedad que se ha viralizado en las redes sociales con la misma velocidad de los goles de Gianluca Lapadula en la Segunda División italiana. Uno seduce en el Facebook, el otro hace guiños en You Tube.

¿Cuántos ‘guzmanlovers’ han leído su plan de gobierno? ¿Cuántos han visto un partido completo de Lapadula con el Pescara? Más que certezas, los dos son una moda. Mientras Guzmán gana 20% en las encuestas para las elecciones presidenciales 2016, Lapadula tuvo un 90% de aprobación en un sondeo publicado en la web de El Comercio. Con ambos no se cumplió ese viejo adagio que dice “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Ante políticos corruptos y plagiadores, ante futbolistas perdedores e indisciplinados, Guzmán y Lapadula no necesitaron desnudar su hoja de vida para disfrutar del amor a primera vista.

En el Perú, el fútbol y la política deben ser dos de los fenómenos sociales que más pasiones generan. Guzmán no tiene votantes, tiene hinchas. El candidato de Todos por el Perú aparece como una necesaria opción ante partidos políticos famélicos que rezan para cruzar la valla electoral. Sin saber español, Gianluca Lapadula es la esperanza de gol en un país donde los clubes profesionales se han olvidado de formar jugadores. No tenemos canteras, buscamos a un italiano de madre peruana. No tenemos políticos decentes, buscamos a este economista con cara de “primero de la clase”. A Guzmán y Lapadula los hemos querido antes de conocerlos. Son dos productos de las redes sociales que, como toda conquista de Internet, podrían ser el amor de tu vida o aquel tropezón de verano que terminó rompiéndote el corazón.