Daniela Meneses

A pesar de que la menstruación es un asunto que a muchas personas nos acompaña varias décadas, es poco lo que sabemos en términos de manejo menstrual en la región. El Banco Mundial calcula que 500 millones de personas en el mundo no cuentan con instalaciones adecuadas para el manejo de la higiene menstrual. Los estudios, en su mayoría hechos en Asia y África, también nos indican que es necesario que más jóvenes cuenten con mejor información sobre la menstruación, que se acaben los estigmas alrededor de ella y que aumente el acceso a productos e infraestructura de sanidad adecuada. Un nuevo trabajo publicado el mes pasado y realizado por el IEP por encargo de Unicef busca ayudarnos a entender más las particulares condiciones y necesidades en el caso peruano. “”, a cargo de Patricia Ames y Carmen Yon, se concentró en 11 escuelas de cuatro regiones del Perú: Huancavelica, Lima (Carabayllo), Loreto y Ucayali. Se entrevistó a 112 niñas y adolescentes, además de otros actores de la comunidad educativa, personal de salud y funcionarios y líderes locales.

Un primer dato que preocupa es que niñas y adolescentes no tienen suficiente información sobre la menstruación, a pesar de que les gustaría saber más. Es cierto que la mayoría de las entrevistadas (87%) sabía qué era la menstruación antes de que le viniera por primera vez, pero en muchos casos los datos con los que cuentan son muy generales. Y en ocasiones son incluso equivocados: 21%, por ejemplo, creía que la “menstruación se produce porque el cuerpo bota una ‘sangre mala’, que debe ser expulsada”. En algunos casos, de hecho, la falta de conocimiento se tradujo en ideas erróneas sobre la fertilidad: la cuarta parte de las jóvenes creía que es durante la menstruación que hay más probabilidades de salir embarazadas. De acuerdo al informe, el abordaje educativo de la menstruación termina siendo superficial e incompleto.

La falta de información adecuada, sumada en varios casos a las burlas de los compañeros de escuela alrededor de la menstruación, se refleja en una serie de limitaciones durante este período. Nueve de cada 10 jóvenes aseguraron, por ejemplo, que durante la menstruación no deben hacer ciertas actividades (algunas mencionan, por ejemplo, la imposibilidad de cargar peso o hacer ejercicio). No solo eso: para muchas, el miedo generalizado a mancharse (agravado cuando se usan telas en lugar de toallas higiénicas) significaba una restricción de sus movimientos. Esto, alerta el estudio, “tiene obvias implicancias sobre la calidad de su participación en la clase”.

Por otro lado, las condiciones de los servicios escolares también representan barreras para el manejo menstrual. Tomemos, por ejemplo, la condición de los baños. El estudio encontró que la mayoría de colegios tenía acceso a agua garantizada, aunque a veces se cortaba. A pesar de ello, y salvo en una escuela, los baños estaban sucios y en varios casos no podían cerrarse por dentro. Otro dato llama, además, particular atención en el contexto del coronavirus: solo dos de las 11 escuelas tenían jabón en los baños. En general, las condiciones de los baños permiten entender por qué el 85% de las encuestadas no se sentían cómodas usando las instalaciones sanitarias de la escuela. De hecho, muchas de ellas aseguraron que solo se cambiaban la toalla allí en situaciones de emergencia. No sorprende entonces que, al preguntarles qué les gustaría que se cambie en su escuela, siete de cada 10 hayan dicho “que los baños garanticen privacidad, comodidad y limpieza”.

Lo anterior, por lo demás, no es lo único por mejorar. En la mayoría de los colegios no había suministros a disposición de las jóvenes a las que les hubiera venido la regla en el colegio y no tuvieran consigo toallas. Y en muchos casos, cuando los había, las jóvenes tenían que pagar por ellos o reponerlos. Una de las recomendaciones del estudio es que, en lugares de pobreza y extrema pobreza, el Estado debe subvencionar el acceso a toallas higiénicas y pastillas para lidiar con los síntomas menstruales.

Entiendo que quizás la cabeza de muchas personas ahora no está en el manejo menstrual. Pero este informe es realmente importante y nos da un panorama y una ruta de acción. Y nos recuerda, además, las cosas que están en juego. Sobre esto último, termino con un dato: de las adolescentes que ya tenían la regla, el “37% dijo haber faltado a la escuela por estar menstruando”.