Con la libertad de prensa, no, por Federico Salazar
Con la libertad de prensa, no, por Federico Salazar
Federico Salazar

quiere reinterpretar la Constitución. Su lideresa, la señora , defiende un proyecto de ley que limita el derecho constitucional a la libertad de prensa

El proyecto pretende que los condenados por delitos de corrupción no puedan ser directores periodísticos, editores, productores, miembros del directorio, accionistas, gerente general o apoderados de medios de comunicación. 

La Constitución, sin embargo, consagra el derecho de “toda persona” a las libertades de información, opinión, expresión y difusión del pensamiento (art. 2,4). 

Toda persona es eso: toda persona. No hay exclusión. La lectura fujimorista de la Constitución es: “toda persona, menos los condenados por actos de corrupción”. O sea, quiere leer así: “toda persona, pero no toda persona”. 

“Los derechos de informar y opinar comprenden los de fundar medios de comunicación”, dice la Constitución. La lectura fujimorista excluye de este derecho fundamental a los condenados por corrupción. 

¿Defendemos con eso a los corruptos? No. Defendemos el principio de que el derecho a la libertad de prensa se refiere a las personas como tales, no a personas según su conducta. 

Se trata de un derecho fundamental, no de un derecho condicional. 

¿Y qué hacemos con los corruptos en los medios de comunicación? Los sancionamos con la ley penal. 

En materia de prensa no debe haber ley especial. Esto no lo entiende la señora Fujimori. 

Quien debe elegir quién dirige un medio o quién es miembro de directorio de un medio es el público. 

Imaginemos que un periódico tiene por director a un condenado por corrupción. ¿Quién le haría caso? Solo los tontos. 

El proyecto de ley del fujimorismo supone que toda la ciudadanía es así de tonta. Plantea por eso sustituir el criterio de la gente por el mandato de la legislación. 

A la hora de defender este proyecto inconstitucional y absurdo, la señora Fujimori ha dicho que “pretende erradicar a los corruptos de la prensa”. Con ello, confunde el sector público con el sector privado. 

Una cosa es sacar a un corrupto del manejo de los fondos públicos y otra, muy distinta, quitarle un derecho constitucional a un sentenciado. 

La señora Fujimori dice que con su proyecto “la libertad de prensa no está en peligro”. Se equivoca. Esa libertad supone que “toda persona” pueda publicar lo que quiera y pueda, inclusive, fundar medios. 

Si hacemos que algunas personas no gocen de este derecho, conculcamos el principio general de la libertad de prensa

La señora Fujimori dice que “los corruptos en la prensa atentan contra nuestro derecho universal de tener una información veraz”. Nuevamente se equivoca. La veracidad de la información depende de que un dicho se ajuste a la realidad, no depende de quién la publique. 

Si el corrupto miente, injuria, calumnia o difama, es castigado con las leyes penales. “Los delitos cometidos por medio del libro, la prensa y demás medios de comunicación social se tipifican en el Código Penal y se juzgan en el fuero común” (Const., 2,4). 

La señora Fujimori no hace mucho caso a lo que estipula para este caso la Constitución. Plantea una ley especial cuyo objetivo es la calidad de la persona y no la calidad de la información. 

¿Para qué tenemos Constitución si no vamos a hacer caso de lo que dice? Fuerza Popular es la primera fuerza política en el Congreso. ¿Puede esta fuerza política sustituir a la Constitución con una simple ley? 

Los casos de corrupción no deben ser usados como coartada para vulnerar el principio de la libertad de prensa. Nuestro “derecho universal” de tener “información veraz”, como dice la señora Fujimori, no se protege con leyes especiales. Se protege con el respeto irrestricto de la libertad de “toda persona”. 

Mientras más gente hable, mejor. El público no es la tabla rasa que imagina el fujimorismo. El público elige a quién hacerle caso. Esa elección no es de la ley, sino de la gente. 

Es una pena que Keiko Fujimori y Fuerza Popular quieran burlar la Constitución. No los dejaremos. Tienen que aprender algo: con la libertad de prensa, no.