Malditas losas deportivas, por Cecilia Valenzuela
Malditas losas deportivas, por Cecilia Valenzuela
Redacción EC

No recuerdo los goles del ; en cambio sí me acuerdo de y del . Ahora que los octavos de final parecen una Copa América pero sin la participación del Perú, me pregunto qué nos falta: ¿entrenadores, jugadores o dirigentes?

Los clubes de no funcionan como sociedades dedicadas al negocio del deporte y el entretenimiento; son feudos en los que sus capataces ven la oportunidad de meterse plata al bolsillo. Los más grandes están en proceso de insolvencia; la esperanza es que se conviertan en sociedades anónimas y, bien gestionados, tengan futuro.

Pero el problema de los dirigentes no es el problema del fútbol peruano: lo que el Perú no tiene son jugadores. Nuestros jugadores no tienen técnica, aprenden a jugar al fútbol en canchas de fulbito y se deforman para siempre.

Algunos destacan en ligas internacionales, pero son muy pocos. Está claro que no se puede depender de sus tiempos ni de sus contratos para aspirar a una clasificación. El resto, el gran volumen de los jóvenes peruanos con talento para el fútbol, ha sido mal entrenado por nuestra propia sociedad.

La proliferación de las canchas de fulbito les quita, desde el saque, el ímpetu y la calidad; es como si un atleta que va a correr los 100 metros planos, entrene, únicamente, en una pista de 50. Un jugador en una cancha reglamentaria de fútbol debe correr, por lo menos, 10 kilómetros durante un partido: la cancha de fútbol mide alrededor de 100 metros, pero una de fulbito mide la tercera parte, entre 35 y 40 nada más.

Pero lo más grave es que en el fulbito, solo valen los goles hechos a 8 metros del arco. El jugador que aprende a patear en una cancha de fulbito se acostumbra a patear despacio. Después no logra hacer un gol de media distancia.

Los penales que patearon o se patean a 11 metros de distancia. El arco de una cancha de fútbol mide 7 metros por 2 y medio, el de una de fulbito solo 3 por 2. Por eso nuestros jóvenes no ‘jalan’ cuando están en un estadio.

Hemos leído tanto sobre y , pero ellos aprendieron en cancha de tierra, similares al campo de fútbol profesional. Jamás jugaron fulbito y sus patadones fueron memorables.

Los DT de las exitosas selecciones de y pasaron por el Perú. Fueron entrenadores del y del , ambos se fueron del país apenas terminaron sus contratos. “Los jugadores peruanos no tienen disciplina”, ha dicho uno de ellos, entrevistado por un cronista de este Diario. Le faltó decir que además de disciplina falta técnica futbolística, y que ninguno de ellos pudo aplicar, en Lima, una estrategia de pizarra.

En las malditas losas deportivas se esconde la raíz de nuestra pena. Por su culpa, por el populismo con el que las promocionan en cada elección municipal, no tenemos buenos jugadores. Las losas se venden como multidisciplinarias, pero todos sabemos que al final solo terminan sirviendo para deformar a los nuevos talentos de nuestro fútbol.