México lindo - ‘gringo viejo’, por Francisco Miró Quesada R.
México lindo - ‘gringo viejo’, por Francisco Miró Quesada R.

En 1967, durante una exposición sobre la cultura mexicana en el Grand Palais de París, se produjo un diálogo entre André Malraux, ministro de Cultura de Charles de Gaulle, y el filósofo mexicano Leopoldo Zea, quien había asistido al evento junto con una amplia delegación de intelectuales. Admirado por las maravillas de la cultura mesoamericana, Malraux le dijo a Zea que los franceses eran atenienses. Ante ello, el filósofo respondió que los mexicanos eran atenienses y aztecas.

Esa respuesta expresa la esencia de México. Por un lado, se trata de un país occidental pero, por el otro, mesoamericano, azteca, olmeca o maya, entre otras varias culturas precolombinas que surgieron en Mesoamérica y cuya influencia –sobre todo de los mayas, tan anteriores a los aztecas– se extendió por Guatemala y llegó hasta Honduras. Así como ellos, los peruanos somos atenienses (vale decir, occidentales), pero también andinos, una pluralidad de culturas que surgieron en nuestro territorio.

La historia mexicana guarda algo de similitud con la peruana. Se trata de un país que fue centro de poder colonial, se independizó y construyó una república. Nos diferenciamos en el período republicano, porque en México se hizo una revolución liberal y social, y luego se instaló un Estado autoritario conducido por un partido único (el Partido Revolucionario Institucional-PRI), pero permitiendo que exista otro partido más conservador (el Partido de Acción Nacional-PAN), que ahora empieza a turnarse el poder.

Fuera del Perú, México es el país de América Latina que, por diversas razones, he visitado y conocido más. Recientemente, participé en el XIII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional en homenaje a la Constitución de Querétaro, un estado mexicano porque, así como Estados Unidos y Canadá, México tiene una organización estatal federal (en realidad, su nombre completo es Estados Unidos Mexicanos). Esta Constitución cumplió 100 años el 31 de enero.

¿Los peruanos podremos darnos el lujo de celebrar una Constitución que cumpla 100 años? La pregunta suena a broma.

Sin embargo, esta centenaria Constitución ya no es lo que fue. Se trata, como dicen allá, de un texto remendado y rebasado que ha tenido aproximadamente 700 reformas, muchas llenas de duplicidades, contradicciones e inconsistencias, que han producido, según los constitucionalistas mexicanos Héctor Fix-Fierro y Diego Valadéz, “un texto cada vez más extenso, desordenado, asistémico y descuidado desde el punto de vista técnico”.

En el congreso, en el que participó una amplia delegación peruana encabezada por Domingo García Belaunde, coordinador del evento, y el magistrado del Tribunal Constitucional Ernesto Blume Fortini, me encontré con una élite y un pueblo preocupados por la amenaza del muro del oprobio y de la discordia que quiere construir –o seguir construyendo– el ‘gringo viejo’ Donald Trump. El lector podrá advertir que llamo así al conflictivo de Trump, a quien ni siquiera lo quieren en la Unión Europea, tomando el nombre de la película protagonizada por Gregory Peck, quien desde luego lo supera por varias millas en talento.

El premio Nobel de Economía del 2001, Joseph Stiglitz, aconseja que los mexicanos busquen otros mercados alternativos, China y la Unión Europea, por ejemplo, e incluso América del Sur ante todo este zafarrancho creado por los prejuicios y temores de Trump. El presidente estadounidense se ha encontrado hasta ahora con la otra cara del sistema, la más humana y democrática, gracias a acciones como la resolución del juez James Robert que bloqueó el veto contra el ingreso a Estados Unidos de ciudadanos de algunas naciones musulmanas.

En ese contexto, surgen palabras al otro lado del Atlántico, como las de Felipe González, uno de los principales –sino el principal– constructor de la democracia española. En un evento en la Casa de América en Madrid, el ex presidente del Gobierno de España ha afirmado que ve demasiada cobardía, apaciguamiento y prudencia de las naciones Iberoamericanas por lo que Trump está haciendo con México.

González, como muchos, no ve que los gobiernos latinoamericanos –entre ellos el peruano– se solidaricen plenamente con México. Por ello, coincidimos con el líder español para que se tome posición común en América Latina en la próxima cumbre del Grupo de los 20, donde tienen asiento tres países de nuestra región (Brasil, Argentina y México).

¿Se logrará esta solidaridad continental? Mientras tanto los mexicanos seguirán diciendo que tienen la “mala suerte de estar tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”.