María Paula Regalado

Cuando hay visión y talento, los buenos resultados caen por su propio peso. El deporte es uno de los motores más grandes en el mundo no solo para las economías, sino también para los espíritus. Quien diga que no conoce a o a , ha vivido bajo una roca todos estos años. Pero si, por algún motivo, te encuentras en este selecto y raro grupo –o no–, “” es una parada obligatoria en tu lista de de este mes.

Vuelve la dupla dinámica, mejores amigos y ganadores de un Óscar, y , para entregarnos la emocionante historia que narra la creación de una de las líneas de calzado deportivo más importantes de la industria: las Nike Air Jordan, famosas del célebre jugador de básquet.

Además de la enorme cantidad de posicionamiento de marcas que evocan a la nostalgia de la época de los 80, no podemos negar que la cinta se siente como un extenso comercial de la empresa deportiva, pero es justamente esa su característica principal: el objetivo del largometraje no es retratar la vida y trayectoria de Jordan –aunque por momentos funcione como un homenaje–, sino exhibir los aciertos en la impecable estrategia de Sonny Vaccaro (Damon), Phil Knight (Affleck) y Rob Strasser (Jason Bateman) que llevaron a posicionar a Nike como la líder en el rubro de los atletas en un momento en el que nadie apostaba por ellos.

Affleck sorprende –aunque no tanto, pues siempre lo hace genial– una vez más alternando sus roles de director y protagonista, y qué mejor complemento que con su dupla ganadora. Las actuaciones de este par, junto a Viola Davis y Chris Tucker, entre otros, hacen que “Air”, pese a no ser una película con mucha acción y dinamismo, avance con naturalidad y ligereza como si uno hubiera sido parte de todo el proceso.

El fichaje de Michael Jordan –que, en palabras del mismo director, “no necesitaba estar presente en el film”– termina siendo a la larga una excusa para mostrarnos algo más grande que existe detrás del logo de Nike: la grandeza de un deportista no está en sus puntajes o anotaciones; está en su legado. Es por esto que funciona el trabajo de utilizar solo el nombre, mas no la imagen del basquetbolista: lo que hoy en día representa su marca personal es mucho más fuerte que lo que se pueda mostrar en la pantalla. Finalmente, este es el objetivo primario del negocio: la construcción del personaje alrededor de un producto.

Algunos íconos están hechos para volar. “Air” ya se encuentra en las salas de cine y promete dejarte con las ganas de correr a comprarte un par de zapatillas.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

María Paula Regalado es comunicadora