El Óscar es para..., por Pedro Suárez-Vértiz
El Óscar es para..., por Pedro Suárez-Vértiz
Pedro Suárez Vértiz

Estoy seguro de que todos han visto alguna vez la entrega de estos premios por televisión. Sean cinéfilos o no. Cuando uno habla del Óscar, automáticamente lo asocia con actores, pero no. Se premia también a directores, escritores, técnicos, etc. Lo han ganado grandes exponentes de la música, como Elton John, en 1994; Bob Dylan, en el 2000; Eminem, en el 2003; Bruce Springsteen, en 1994; Prince, en 1985; David Byrne, en 1988; la banda Berlín, en 1986; Barbra Streisand, en 1976; Stevie Wonder, en 1984; Phill Collins, en 1999; y muchos otros. Se recompensa el talento de todo individuo que se involucre en una producción cinematográfica.

El nivel de reconocimiento que ha obtenido en sus 88 años de vigencia es recalcable. Esto por la dimensión del mercado hollywoodense. Se ha elaborado todo un star system que vuelve productos masivos a actrices y actores, que son el motor comercial del cine norteamericano. Por ello es industria como en ningún otro país.

La primera ceremonia, el 16 de mayo de 1929, fue un almuerzo privado en el hotel Hollywood Roosevelt para 300 personas y el costo de los boletos era de cinco dólares. Hoy en día se presentan entre 3 mil y 4 mil invitados (dependiendo de dónde tome lugar la gala), y aún mantiene su exclusividad. El evento es considerado entre los más importantes del mundo y se transmite en vivo a más de 100 países. Es el máximo honor reconocible del cine. Se considera el trampolín a la gloria, aunque muchos que lo han ganado no volvieron a destacar. Al inicio anunciaban a los ganadores con meses de anticipación, luego se revelaban el mismo día de la ceremonia, pero solo a los diarios de aquella época. Revisando récords, Walt Disney es la persona con más Óscares ganados en la historia del cine, 22 para ser exactos, y 59 candidaturas a lo largo de su vida.

El nombre Óscar no se sabe exactamente de dónde vino. Se dice que la secretaria ejecutiva de la Academia le puso así porque tenía cierta similitud a un tío suyo llamado Óscar. También se dice que la secretaria de Louis B. Mayer, presidente de Metro-Goldwyn- Mayer, exclamó un día en la oficina que se parecía al rey Óscar II. Aun así, recién en 1989 se empezó a utilizar la famosa frase “Y el Óscar es para…” en la ceremonia. La estatuilla de 3,85 kilogramos de peso ha permanecido sin alteraciones desde su creación, incluyendo el porcentaje de estaño y oro que se emplea para su producción. Solo entre 1942 y 1945, debido a la intervención de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, se fabricó la estatua en yeso.

Regresando a la actualidad, las películas imperdibles nominadas a los premios Óscar de este año son Capitán Fantástico, Loving, Animales Nocturnos, Kubo y Las Dos Cuerdas y La La Land. Yo personalmente no perdono que Al Pacino no haya ganado el Óscar por Tarde de Perros, considerada la mejor performance actoral de todos los tiempos. Tampoco que El Paciente Inglés haya ganado tantas estatuillas, siendo desesperadamente densa y sosa. Quizás yo era muy joven y hoy me gustaría, pero igual no la vería de nuevo.

Para terminar, mi anécdota favorita en relación a estos premios fue cuando después de la ceremonia de 1992, Al Pacino ingresó al ascensor y este rápidamente se abarrotó con otros actores. Pacino quedó pegado al fondo sosteniendo firmemente el Óscar que había ganado esa noche. Con tanto apretujamiento, la cabeza de su estatuilla se introdujo en el vestido de una famosa actriz que estaba de espaldas. Ante el desesperado salto de la mujer, por tan invasiva sensación, Al Pacino solo atinó a decir “Mil disculpas, no fui yo, fue mi Óscar”.

Esta columna fue publicada el 25 de febrero del 2017 en la revista Somos.