La partícula de Dios, por Pedro Suárez-Vértiz
La partícula de Dios, por Pedro Suárez-Vértiz
Pedro Suárez Vértiz

El célebre astrofísico Stephen Hawking postula en su obra La Breve Historia del Tiempo –uno de mis libros favoritos– que la aparición del cosmos es exactamente igual a la aparición de una idea en el cerebro. Esta analogía me hace pensar que el cosmos se generó porque una inconmensurable mente lo creó de la nada.

Se asume que el universo empezó con un gran explosión llamada Big Bang. Esta teoría supone que la nada estalló para dar origen al todo. Mi papá decía que para que exista el tiempo debía existir materia. Si no, no habría cómo percibirlo y menos medirlo. Siempre amé esa explicación. Aunque muchos científicos refutan el Big Bang. Típico de la ciencia, que cambia radicalmente de verdades cada siglo. Pero igual la composición del universo es fascinante, fuera de su análisis. Cada día se puede aprender algo nuevo de él; tanto, que puede cambiar tu forma de pensar. Para mí, entonces, las creaciones artísticas son pequeños big bangs.

La interrogante más común es: ¿existirá vida en otros planetas? Sería tonto pensar que no. Pero hay que tomarlo desde varias perspectivas. Es posible que haya existido vida en planetas cercanos antes de que la raza humana apareciera. Otra posibilidad es que sí exista, pero no la podamos entender. Quizá los científicos se han topado con formas de vida diferentes de la nuestra, pero es imposible reconocerlas.

También hay planetas que parecen sacados de una película de ciencia ficción. Hay uno que está conformado enteramente por agua. Es literalmente una bola enorme de agua flotando por el espacio. Al medio, rodeando el núcleo, hay hielo, llamado ‘hielo VII’, que se forma debido a la inmensa presión del agua que está encima. Existe otro llamado Tres 2b, el cual es considerado el planeta más oscuro del universo. Este planeta refleja menos del 1% de luz que recibe debido a sus gases. Si se pudiera ver de cerca, sería una esfera completamente negra, pero con una tonalidad roja efecto de sus altas temperaturas, que sobrepasan los mil grados Celsius. 55 Cancrie es otro planeta hecho casi enteramente de diamante. Lamentablemente, está ubicado a 40 años luz de nosotros. Aun así, la cantidad de esta roca preciosa es tan abundante que si alguien lograra ir y regresar con un poco, devaluaría totalmente el valor del diamante en nuestro planeta. Hay otros que comparten características básicas con la Tierra. Estos exoplanetas son los que los científicos tienen en la mira.

Hasta ahora, el más prometedor es uno llamado Kepler 452b, que lamentablemente se ubica a 1.400 años luz de nuestro sistema solar. En un futuro lejano, quizá sea posible viajar a través del espacio y poder visitar estos territorios extraterrestres. Para ello se necesitaría transportarnos a la velocidad de la luz. De repente se podría aprovechar la ‘dilatación de tiempo’, la cual se sostiene en la teoría de la relatividad de Einstein. Esta afirma que el tiempo pasa más rápido o más lento en diferentes partes del universo. El espacio no para de sorprendernos con la inmensidad de misterios que contiene.

Pero lo más alucinante ocurre en la Tierra. El Gran Colisionador de Hadrones es una máquina increíble cuyo propósito es la aceleración de partículas para lograr una colisión creadora. Consiste en un túnel de 27 km de circunferencia. La rapidez que alcanzan las partículas es 99,99% la velocidad de la luz. Este aparato está ubicado en la frontera franco-suiza. La colisión de protones pretende crear materia de la nada.

Las partículas son llevadas en sentidos opuestos para luego chocar y producir niveles de energía colosales. Como en el Big Bang. Es importante el enfoque en este estudio porque aquella explosión fue lo que le dio inicio a todo. Así se descubrió el bosón de Higgs, conocido también como ‘la partícula de Dios’. Aunque me encanta la física, a veces pienso en lo caro y tedioso que es el camino de los científicos para llegar a lo mis  que los artistas logramos con el alma.

Esta columna fue publicada el 18 de marzo del 2017 en la revista Somos.