Películas cantadas, por Pedro Suárez-Vértiz
Películas cantadas, por Pedro Suárez-Vértiz
Pedro Suárez Vértiz

Conversando sobre las mejores películas musicales de todos los tiempos, mi suegra mencionó la que es para ella el ícono de todas: “Vi La Novicia Rebelde seis veces. Esa cinta marcó mi vida”. Trata sobre una familia austriaca –el capitán Von Trapp y sus siete hijos– que, tras contratar a diferentes institutrices, finalmente acepta a una novicia –Julie Andrews– como tutora. “Es tan linda la música y tan bellos los escenarios del Tirol, que nada la ha podido superar”, continúa mi suegra. La trama se centra en cómo Andrews conquista el amor del capitán y forma una familia que debe huir de la guerra.

Yo, en cambio, soy más influenciado por la ópera rock. Posterior a Julie Andrews, Hair  fue un suceso en Broadway. Su profundo mensaje es el que mejor representa la rebeldía pacífica de los hippies contra la guerra de Vietnam. El coleccionista Karsten Kunckel dice: “Gracias a este musical se levantaron censuras (se mostraba por primera vez desnudos en un teatro público) y el Gobierno de EE.UU. tuvo que reducir las presiones a los que protestaban contra la guerra de Vietnam. Lamentablemente, la obra teatral demoró más de 10 años para ser estrenada en el cine. En general, el éxito de un buen musical es lograr que el público quiera volver a ver la película, tal como sucedió con Rocky Horror Picture Show, que no es una de las más ‘rankeadas’, pero de lejos la que más fanáticos atrajo”, dice. Aquí también cabe nombrar a Tommy, Quadrophenia, The Blues Brothers y Lisztomania, musicales que pasaron desapercibidos pero que no deberían faltar en la colección de los cinéfilos.

Mi ranking de grandes películas musicales es:

1. Fiebre de sábado por la noche / Grease. Binomio con los mismos ingredientes: Robert Stigwood, Travolta y varias canciones de Barry Gibb. Lo único que alguna vez desafió a la beatlemanía.

2. A Hard Day’s Night: Al fin los fab four y sus peinados frente al mundo. Purita invasión británica y la genialidad musical de los Beatles en una revolucionaria vanguardia de Richard Lester. Madre de toda la cultura rock y los videoclips.

3. Hair: Brillante adaptación de Milos Forman de la obra de Broadway de1967. John Savage en gran actuación. Memorable escena final de Berger subiendo al avión, cantando rumbo a su muerte.

4. Woodstock: Aunque tiene varias hermanas menores, como Let it be, Gimme Shelter, Tommy, Fantasma en el Paraíso, The Song Remains The Same, etc. es indiscutiblemente la reina de la época. C.C. Revival tocó pero no aceptó aparecer en el filme. Se lo perdieron todo.

5. Melody: También de Richard Lester, la mejor historia de amor infantil de todos los tiempos. Música de unos prometedores Bee Gees. Inolvidable la escena de la parejita alejándose en el pequeño vagón impulsado por ellos mismos.

“Hay grandes clásicas hollywoodenses, como El Mago de Oz, Cantando bajo la lluvia, o Jesucristo Superstar. Aunque en otras más modernas los argumentos sean nada profundos, como Hairspray –y ni qué decir de High School Musical– igual tuvieron mercado”, dice mi amiga Mariana Cazorla, quien quiso ser actriz, pero prefirió el Derecho. “Otras son West Side Story, El rey León (el Hamlet hollywoodense), Mamma Mia!, Chicago, Moulin Rouge, Billy Elliot, Nace una Estrella, Evita y La La Land, la última sensación en los Óscar de este año”. Esta última lleva el slogan: ‘Ya no se hacen películas así’. Se ha querido realizar un musical al estilo clásico, con mucho sentimiento. Una historia de amor que trata un tema vital: la realización de tus sueños. Tiene un toque surrealista que la hace muy interesante. Vemos que el cine musical ha pasado desde los diálogos cantados –como en las típicas películas de Hollywood– hasta los pensamientos musicalizados, como en The Wall de Pink Floyd. Fantasía, de Disney, y 2001: Odisea en el Espacio de Kubrick, también tienen la música como núcleo. Esto imposibilita la comparación. En un mundo tan hiperrealista resulta casi contracultural una película como La La Land Por eso vale la pena verla y experimentar ese ensueño de los musicales cinematográficos

Esta columna fue publicada el 4 de febrero del 2017 en la revista Somos.