El Perú del 2050, por Juan José Garrido Koechlin

Hace exactamente 31 años, en 1988, nuestro país estaba al borde del colapso, asediado por una de las bandas terroristas más sanguinarias del mundo y en medio de una de las crisis económicas más severas de nuestra historia. Ese año el PBI decreció 8%, la inflación sobrepasó los 1.700% y la tasa de pobreza superó el 60%; hoy, varias reformas –y crisis– después, nuestra realidad es otra, absolutamente diferente. De ser un país en riesgo de convertirse en ‘estado fallido’, nos encontramos en la clasificación de ‘ingreso mediano-alto’, según los estándares del Banco Mundial. A pesar de todo, nuestra economía crece a una tasa del 4%, nuestra inflación permanece en el rango del 2% y la pobreza se sitúa alrededor del 22%.

¿Cómo será el Perú del 2050? ¿Cuál será nuestra calidad de vida dentro de 31 años? ¿Qué tipo de instituciones prevalecerán entonces? ¿Cuán integrados estaremos con el resto del mundo?

Por 180 años, El Comercio ha pensado y servido al país, investigando, cuestionando, informando y proponiendo soluciones a las distintas problemáticas, complejas como sabemos, que enfrentamos como nación. Esta semana reafirmamos ese compromiso con el lanzamiento del proyecto Perú 2050, que busca trabajar sobre las aspiraciones y deseos futuros, de tal manera que se pueda producir una ruta de desarrollo para el país. No se trata, como decía Antoine de Saint-Exupéry, de solo prever el futuro, sino –sobre todo– de hacerlo posible.

El proyecto Perú 2050 se estructura en dos fases: la primera, que durará hasta el 2021 –año del bicentenario–, la dedicaremos a construir la ‘hoja de ruta’, basados en el apoyo de un grupo de expertos que conforman la comisión Perú 2050. Este grupo de talentosos profesionales y académicos ha demostrado un profundo conocimiento de la realidad nacional, pero sobre todo un gran cariño y preocupación por su país, nuestro país. Ellos constituyen el corazón del proyecto y, con el apoyo de consultores y organismos internacionales, producirán la ‘hoja de ruta’ que estará a disposición de empresas privadas, instituciones públicas y organizaciones sociales como un insumo para sus procesos de transformación.

Esta ‘hoja de ruta’ se estructura en tres partes: prospectiva –es decir, hacia dónde va el mundo–, escenarios –hacia dónde podemos ir– y reformas –acciones por emprender para lograr el cambio–. Se trata, pues, de imaginar al Perú ‘óptimo’, ese donde queremos que vivan nuestros hijos y nietos, y establecer qué debemos hacer para construir esa realidad.

La segunda fase es el sobreseguimiento que hará El Comercio a las reformas planteadas por la comisión, de tal manera que la ciudadanía se mantenga informada sobre el estado de las cosas, y las oportunidades que estaríamos aprovechando o perdiendo en el camino.

El 2050 puede sonar muy lejano, pero está a la vuelta; somos conscientes de lo que se puede lograr en 31 años y, sobre todo, de cuánto podríamos mejorar la calidad de vida de los peruanos si trabajamos con esfuerzo, con un plan adecuado y reformas efectivas. Desde El Comercio, actuaremos como vigilantes de dicho proceso. Este esfuerzo, por supuesto, no será posible sin el apoyo de distintas instituciones y de la ciudadanía. Ayúdennos en esta tarea, en seguir fomentando el cambio que el país requiere. Estoy seguro de que contamos, desde ya, con su apoyo y participación.