"¿Plaza de Armas?", por Marco Aurelio Denegri
"¿Plaza de Armas?", por Marco Aurelio Denegri
Marco Aurelio Denegri

La plaza principal de una ciudad es la Plaza Mayor, el núcleo de la vida urbana, la plaza más antigua, la plaza fundadora.

Ricardo Palma, en sus Tradiciones Peruanas, menciona 49 veces nuestra plaza principal; 48 veces la llama Plaza Mayor, y una sola vez, inexplicablemente, Plaza de Armas.

Plaza de Armas hay en los cuarteles y antes la había en los castillos medievales. Plaza de Armas es el sitio en que acampa y forma el ejército cuando está en campaña. Dícese también Plaza de Armas de la ciudad o fortaleza que se elige en el paraje donde se hace la guerra, a fin de poner en ella las armas. 

En la obra titulada Lima, Paseos por la Ciudad y su Historia, se lee en la página 29 lo siguiente:

El primer nombre de la plaza y el que se usó a lo largo de la Colonia fue el de Plaza Mayor. Durante el proceso de Independencia, al convertirse en lugar de reunión de los bandos y tropas, ocurrió el cambio y se le denominó Plaza de Armas.

Era costumbre entre los patriotas reunirse allí; los militares desfilaban con sus armas y hacían proclamas en favor de su causa. Este uso continuó en el per íodo militarista. La plaza sirvió como escenario para los desfiles de la milicia y poco a poco se fue imponiendo el apelativo de Plaza de Armas.”

Repárese en esto último, en la mención del nombre apelativo. El nombre apelativo es el sobrenombre añadido al nombre verdadero. Es como si dijéramos Plaza Mayor, alias Plaza de Armas. 

Trance chamánico

Cuando decimos que la música nos transporta, aludimos generalmente al embeleso y al dulce arrobamiento, un estado que la música puede provocar y que ha venido provocando desde tiempo inmemorial. Pero las técnicas arcaicas del éxtasis no son embelesos ni dulces arrobamientos. Conciernen más bien al trance y arrebato, a la enajenación y al vuelo místico, a las salidas del mundo y a los viajes al otro mundo, con la conducción y guía del chamán psicopompo. En todo lo cual hay tensiones, dislocaciones y esfuerzos, pero no dulcedumbres.

Conviene recordar a este propósito que la palabra chamán se formó por la unión de dos voces de procedencia distinta, una sánscrita y otra tungusa (el tungús es una lengua de Siberia oriental). El vocablo sánscrito de este compuesto expresa un esfuerzo agotador, mientras que el vocablo tungús designa un estado de exaltación convulsiva.

Esfuerzo agotador y exaltación convulsiva: eso es, etimológicamente, el chamanismo, y no sólo etimológicamente.