Poderoso tinglado contra la prensa, por Juan Paredes Castro
Poderoso tinglado contra la prensa, por Juan Paredes Castro
Redacción EC

No sabemos si por dedicarse demasiado a sus funciones de jefe de Gobierno, el presidente Ollanta Humala olvida o relega a veces fundamentales funciones de jefe de Estado, como la de colocarse por encima, por ejemplo, de controversias judiciales entre privados.

Si en nuestro sistema político fuéramos, en rigor, no solo respetuosos de la separación de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) sino también de la reserva política que supone la jefatura de Estado, tendríamos, como país, un mejor sentido de futuro, es decir, de predictibilidad.

Sabríamos más claramente cuándo estamos ante actos y comportamientos de gobierno y cuándo ante actos y comportamientos de Estado.

Hasta en las monarquías constitucionales se da la sabia virtud de que los ciudadanos puedan unirse en torno a su última instancia que es el rey o su jefatura de Estado, aunque suelan desunirse políticamente en torno a sus gobiernos y parlamentos.

Resulta que la adquisición legítima de un paquete accionario de Epensa por el Grupo El Comercio viene siendo satanizada desde espacios estratégicos –incluidos los del poder político–, que promueve la empresa que no pudo adquirirlo.

La satanización, hecha circular aquí y allá, contempla las figuras de “acaparamiento” y “concentración de medios”, en las que Epensa y El Comercio no han incurrido en absoluto.

El propio presidente Humala llegó a reconocer la legalidad de la operación, aunque añadiera a renglón seguido que “por ahora lo es”, en una frase nada feliz que constituyó, sin duda, una velada amenaza contra las libertades de prensa e información, que desde entonces, y en la esfera del poder político, no se ha disipado.

Podría no sorprender que desde la misma fuente que perdió la oportunidad de compra se haya planteado un amparo judicial que persigue la nulidad de la operación.

Más grave es que sobre esta causa pendiente judicial el Estado Peruano venga promoviendo acciones de intervención en instancias jurisdiccionales interamericanas, como las que encabeza en Washington el embajador del Perú ante la OEA, Juan Jiménez Mayor.

No creemos que el presidente del Poder Judicial, Enrique Mendoza, y del Tribunal Constitucional, Óscar Urviola, se mantengan pasivos ante esta desembozada intervención estatal que nos recuerda a Venezuela, Ecuador y Argentina.

Lo más preocupante es que el presidente Humala haya hecho también suya, como gobernante y jefe de Estado, la campaña contra la “concentración de medios” que no existe sino en la visión de sus promotores.

Sin embargo, estos saben perfectamente que el mercado de la prensa escrita en el país sigue abierto a nuevas iniciativas empresariales, creaciones, fundaciones y transacciones, y que quienes definen el éxito y fracaso en él son la credibilidad, la competitividad y la libertad de elegir de los electores.