Ilustración: Giovanni Tazza
Ilustración: Giovanni Tazza

A raíz de la sentencia por corrupción en primera instancia contra Lula da Silva en Brasil, por diversas causas. Algunos estuvieron –o todavía están– en esta situación por corruptos, otros por ser dictadores (como sucedió con Nicolae Ceausescu en Rumanía, quien además tuvo un proceso sumario y fue condenado a muerte). Los ex presidentes sentenciados y condenados han gobernado en regímenes democráticos, pero también en autoritarios.
Una de las preguntas que se deduce de la lista es: ¿qué país tiene más ex presidentes procesados y condenados por corrupción o por tiranía? La nación que ostenta este triste e indeseable récord es Argentina, con cinco ex presidentes, seguido de Filipinas y Corea del Sur, con tres cada uno. No todos los ex presidentes son hombres. Hay dos mujeres procesadas a la fecha: Gloria Macapagal Arroyo (Filipinas) y Park Geun-hye (Corea del Sur).

En cuanto al Perú, en la lista figuran dos ex presidentes: Augusto B. Leguía y Este último está en prisión por violador de derechos humanos y por haber apañado el sistema de corrupción más grande en toda la historia del país (que construyó junto a su compinche Vladimiro Montesinos).

Sobre la situación del dictador Fujimori, la presión política de sus seguidores para conseguir su libertad ha constituido una carga pesada en los últimos 10 años de gobiernos democráticos. Ahora, la presión es mucho mayor. Si PPK cae en este juego mediático y lo indulta, quedará en la historia como el presidente que indultó a un violador de derechos humanos y corrupto, como bien ha afirmado Mario Vargas Llosa.

Pero también existe otra razón, a nuestro criterio, para que no se le otorgue el indulto a Fujimori. Si PPK lo hace quedaría demostrado que basta con un poco de presión política para que una decisión presidencial se ponga por encima del derecho, de una sentencia definitiva y ejecutoriada a una persona que, además, no ha cometido delitos menores. Sería una pésima señal porque implicaría que, en el Perú, el poder político puede prevalecer sobre la norma jurídica.
Considero que si se indulta a Fujimori se afectará la imagen del Perú ante el mundo y la de su presidente. Nadie puede afirmar que la prisión de Fujimori es por razones políticas y no por delitos tipificados en el Código Penal, la Constitución y otras normas.

Viendo la lista en cuestión, uno se pregunta: ¿qué pasaría si y fueran condenados? Tendríamos un triste e indeseable récord, después de Argentina. Esto, desde luego, como imagen negativa. El Perú tendría a lo largo de su historia a cuatro presidentes en prisión. Pero se debe probar que tanto Toledo como Humala cometieron delitos para que lo que se afirma suceda.

Sin embargo, también tal situación podría verse desde un ángulo positivo, porque sería una prueba de que en nuestro país nadie está por encima de la ley. Este importante hecho contribuiría a que se tenga mundialmente una buena visión del Perú y de su Poder Judicial: la de un sistema anticorrupción que funciona y que no se casa ni con quienes fueron presidentes.

Una figura de esta naturaleza reforzaría no solo jurídicamente sino moralmente a nuestros jueces. Además, es de suma importancia para la institucionalidad, porque uno de los sustentos de la democracia radica en el correcto y buen funcionamiento de su sistema judicial, de aquellos organismos encargados de hacer cumplir la ley y que tanto reclama la opinión pública.

El Perú está ante dos encrucijadas en su historia: indultar o no a un dictador corrupto y violador de derechos humanos y condenar o no a dos ex presidentes (uno acusado por delitos de corrupción y el otro por lavado de activos y violación de derechos humanos).

Qué lejos estamos de aquellos años de presidentes democráticos como José Luis Bustamante y Rivero, Fernando Belaunde Terry y Valentín Paniagua, con quienes se podía discrepar o a quienes se podía apoyar, pero que no fueron corruptos. Salieron de Palacio como entraron, sin un sol más en sus bolsillos. ¡Cuándo se jodió el Perú, Zavalita!