Querido Papá Noel (II), por Alfredo Bullard
Querido Papá Noel (II), por Alfredo Bullard
Alfredo Bullard

Como mañana es Navidad te envío mi lista de regalos para el 2017. 

Nadine sigue perdiendo cosas. En el pasado perdió sus agendas. Este año perdió el poder, la inmunidad, el pasaporte diplomático, un pasaje a Ginebra, su capacidad de dar explicaciones y, finalmente, perdió toda la vergüenza. Tráele más cautela y cuidado para que no siga perdiendo todo.

A los aficionados a jugar Angry Birds, tráeles la nueva versión (“Orange Angry Birds”), con nuevos pájaros enojados dispuestos a tumbarse cualquier cosa que se les cruce por delante: el “reflexivo” Becerril, la “siempre lista” Chacón, la “bombardera” Alcorta, el “pico fiero” Galarreta y, como artista invitado, “barking” Mulder. Cuanto mejor ministro seas, más posibilidades de ser atacado. Además, entre juego y juego podrás disfrutar de los mejores ‘vladivideos’ en tu celular, entre otras novedades. Esta versión te asegura mucho más estrés y destrucción que la anterior.

Dicho sea de paso, a Mauricio Mulder tráele unas manos nuevas. Acaba de poner sus “manos al fuego por Alan García”.

Sé que no puedes traer imposibles. Pero igual hago el intento: a los fujimoristas tráeles consistencia, aunque necesitan tanta que tu trineo no va a alcanzar.

A Martha Chavez tráele un ejemplar de “El manantial” de Ayn Rand y un manual básico de cómo funciona el Estado para que sepa qué significa ser funcionario. Eso sí, así te lo pida 1.000 veces, no le traigas el escaño en el Congreso que le quitó su lideresa. La esperanza de un buen 2017 depende de eso.

A Alejandro Toledo tráele un espejo para que converse con él. Al pobrecito nadie quiere escucharlo. Y no le vendría mal un manual de planeamiento inmobiliario para que pueda manejar bien todas sus propiedades.

Además, Toledo y Alan necesitan un tratamiento psicológico para recuperarse de los porcentajes que sacaron en las últimas elecciones.

A Keiko Fujimori tráele otro apellido porque con el que tiene siempre pierde las elecciones. 

A Ollanta Humala no le traigas nada. No creo que lo encuentres.

A PPK tráele sentido de realidad. Menos chistes y más capacidad de estadista. Y que, por favor, evalúe a los funcionarios y asesores antes de nombrarlos para acabar con las sorpresas.

Cuando vengas esta Nochebuena, además de traer regalos, llévate todos esos trámites absurdos que no sirven para nada y que generan barreras al desarrollo y corrupción. A los servidores públicos tráeles espíritu navideño todo el año para que sientan que su función es servir y no servirse de los ciudadanos. Incluye a los funcionarios de organismos reguladores. Ellos también crean barreras burocráticas y desincentivan la inversión, fomentando menos competencia. 

Tráenos una nueva Ley Universitaria, sin exigencias absurdas que impiden a las universidades innovar y conseguir buenos profesores. 

Además, trae una verdadera reforma política: que los partidos no sean clubes de amigotes que se convierten en chacras del líder de turno, que haya renovación por tercios del Congreso, voto voluntario, distritos electorales uninominales y dos cámaras en el Parlamento.

Trae un manual para que los congresistas apliquen de verdad el análisis costo-beneficio de los proyectos de ley al que están obligados. Y que ya no aparezcan proyectos de ley absurdos, como pedir análisis psicológicos antes de casarse, que las etiquetas de los productos estén escritas en todas las lenguas autóctonas o que demuestren la ignorancia sobre el arbitraje, como los que presentaba Eguren.

A los empresarios tráeles ganas de competir. Pero de competir de verdad. Que se olviden del mercantilismo como práctica y entiendan que las utilidades se obtienen ganándose las preferencias de los consumidores y no en los pasillos de los ministerios.

Tráenos otro próximo presidente de Estados Unidos. Y si no es posible, dale fortaleza a la institucionalidad estadounidense para poder resistir los embates, impulsos, prejuicios, rencores y miopía económica de Donald Trump. Que no se desate una nueva era de proteccionismo que tanto daño hizo en el pasado.

Regálanos el privilegio de ver que los choferes respeten el crucero peatonal y que se detienen para dejar que los transeúntes pasen con seguridad. Que descubramos que el bien se encuentra usualmente en las cosas más banales y que la fortaleza de un país y su desarrollo se miden principalmente en los actos comunes y corrientes del día a día.