Janice Seinfeld

El mensaje a la nación del suicidio político del expresidente Pedro Castillo empezó así: “La nefasta labor obstruccionista de la mayoría de congresistas, identificados con intereses racistas y sociales en general, ha logrado crear el caos con el fin de asumir el gobierno, al margen de la voluntad popular y del orden constitucional”.

Es cierto que desde que Castillo ganó las elecciones las demostraciones de en cierto sector de la política y en redes sociales fueron en aumento –de hecho, los anuncios del fraude jamás probado parten de ahí–. Sin embargo, es claro que su caída responde a su manifiesta incapacidad para gobernar y a los abrumadores indicios de corrupción que lo involucran a él y a su entorno.

Lo que me interesa es evidenciar cómo el hecho de asociar atributos externos (color de piel, tipo de pelo, rasgos faciales) con atributos morales (inteligencia-ignorancia, laboriosidad-ociosidad, valentía-cobardía) determina que ciertos sectores estén más expuestos a riesgos en su . Esto sucede en todo el mundo, y debemos buscar soluciones para el Perú.

En junio del 2020, la prestigiosa revista médica británica “The Lancet” sentenciaba: “El racismo es una emergencia de salud pública de alcance mundial”. Este último viernes publicó una serie de cuatro artículos cuyos autores demuestran cómo el racismo, la xenofobia y la discriminación causan enfermedades evitables y muertes prematuras entre grupos que suelen estar en desventaja. ¿Qué casos abordan? Uno estudió más de dos millones de embarazos en 20 países de ingresos altos y medios, y comprobó que la muerte neonatal, la mortinatalidad y el parto prematuro son más probables entre los bebes nacidos de mujeres negras, hispanas y del sur de Asia. Otro estudio revela cómo el robo de tierras y la destrucción de las prácticas tradicionales de los indígenas brasileños se asocian a resultados cardiometabólicos adversos. Otro señala cómo entre las personas diagnosticadas con tumores cerebrales en Estados Unidos, los pacientes negros tienen más probabilidades de que se les desaconseje la extirpación quirúrgica, independientemente de factores clínicos, demográficos y socioeconómicos, lo que sugiere un sesgo en la toma de decisiones clínicas. Y en Australia, la mitad de la carga de la angustia psicológica que sufren los aborígenes y los isleños del estrecho de Torres tiene su causa en la discriminación cotidiana que sufren.

Según informó el diario español “El País”, existe la tendencia a asumir que las minorías tienen un mayor riesgo de enfermedad por razones genéticas e inmutables. De ahí la importancia de estos estudios: cuestionan esa noción, porque la ciencia ha demostrado que los humanos somos una de las especies genéticamente más similares entre sí. En consecuencia, no podemos dividirnos en subespecies o razas.

Los autores presentan evidencia sobre cómo el trato desigual intergeneracional moldea las condiciones de vida y sienta las bases para muchos de los factores de riesgo asociados con la mala salud. Entre ellos, la pobreza, la violencia, la contaminación del aire, habitar viviendas de mala calidad, el acceso limitado a áreas verdes y alimentos nutritivos, menores oportunidades para la educación formal, el ocio, el trabajo y la atención médica. Concluyen que, para promover la equidad sanitaria, el racismo y la discriminación deben ser preocupaciones centrales de médicos, investigadores e instituciones. Poner en marcha “intervenciones de salud pública antirracistas”. Por ejemplo, programas de educación temprana que reduzcan los prejuicios hacia los grupos discriminados y mejoren la sensibilidad cultural de los proveedores de atención médica.

En nuestro país, en julio de este año se publicó la primera Encuesta Nacional de Percepción de Desigualdades (Enades 2022), elaborada por el Instituto de Estudios Peruanos y Oxfam. Los resultados muestran que el 70% de las personas considera muy desigual el acceso a la salud. La tendencia se repite cuando se les pregunta qué tan desigual perciben el acceso a la justicia (83%), al trabajo (59%) y a la educación (59%). El 68% opina que el Estado debería ser el principal responsable de proveer los servicios de salud.

¿Qué datos tenemos sobre la calidad de esos servicios? Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el 51% de los usuarios que recibió receta en establecimientos públicos en el 2021 no obtuvo sus medicamentos completos y debió comprarlos en boticas o farmacias privadas. Y en el 2016, la última Encuesta Nacional de Satisfacción de Usuarios en Salud reportó que el sector privado atiende más del doble de rápido que el público. Es fundamental que la Superintendencia Nacional de Salud (SuSalud) retome estas encuestas, hoy desactivadas. No se puede plantear políticas con información desactualizada.

El odio, la intolerancia y la discriminación matan. En un país tan fracturado como el nuestro hoy, urge pensar en estas problemáticas transversales. Ello demanda profesionales expertos en política pública. Por ello, celebro que la nueva titular del Ministerio de Salud, la médica cirujana Rosa Gutiérrez Palomino, tenga amplia experiencia de gestión en los sectores público y privado. La vuelta de ministros tecnócratas es una buena primera señal del estrenado gobierno de Dina Boluarte.

Janice Seinfeld es fundadora y presidenta del Directorio de Videnza Consultores