"Ante estos desafíos, contar actualmente con alguien de las cualidades de Silvana Vargas al frente del Midis es una buena noticia". (Ilustración: Giovanni Tazza).
"Ante estos desafíos, contar actualmente con alguien de las cualidades de Silvana Vargas al frente del Midis es una buena noticia". (Ilustración: Giovanni Tazza).
/ Giovanni Tazza
Oswaldo Molina

En pocas circunstancias se ha podido constatar con mayor precisión aquello que “se construye lentamente, pero se destruye con facilidad” que cuando se revisa el impacto que ha supuesto la pandemia del COVID-19 sobre la lucha contra la pobreza en el país. Y es que, gracias al crecimiento económico y a una política social más técnica y focalizada, logramos pasar de una tasa de pobreza de 58,7% en el 2004 a 20,2% en el 2019. Sin embargo, aquel avance ha sido golpeado fuertemente por la crisis. Así, de acuerdo con estimaciones de la Cepal, se espera que 25% de la población peruana se encuentre en situación de pobreza, lo que representa un retroceso de casi siete años. Ahora bien, retomar el avance en la reducción de la pobreza implica nuevos desafíos para nuestra estrategia, debido justamente a las características del choque originado por la pandemia. Acá me aventuro a plantear cuatro.

El primer desafío es el de ser capaces de llegar con los programas y ayudas sociales a aquellos hogares que efectivamente han caído abruptamente en la pobreza debido a la reciente crisis. Este problema de focalización es importante: hoy más que nunca, los recursos son escasos y las necesidades muy grandes. Por ello, debemos realmente enfocarnos en aquellos que más los necesitan. La focalización con criterios técnicos ha sido uno de los elementos centrales del accionar del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis). La generación de un correcto padrón de hogares ha tomado años y mucho esfuerzo; sin embargo, se requiere en la actual coyuntura actualizar este padrón en una magnitud y velocidad difícil de conseguir, si se desea lograr incluir a los peruanos recientemente pobres. Sé de los enormes esfuerzos que se vienen llevando a cabo en el Midis para actualizar este padrón, pero es evidente que es un desafío complejo.

Segundo, en la medida que la mayor pobreza ha estado concentrada en el ámbito rural, muchos programas sociales acertadamente han estado más enfocados en la realidad de dicho ámbito geográfico (pensemos, por ejemplo, en programas como Juntos o Haku Wiñay). No obstante, el golpe de la pandemia ha sido generalizado y, como las estimaciones muestran, la pobreza urbana aumentará de manera significativa. Esto representa un desafío para estos programas sociales desde distintos ángulos, incluido para su diseño.

Tercero, el manejo del horizonte temporal de las ayudas económicas a las familias castigadas por la pandemia representa también un desafío importante. Los bonos son entendidos como una ayuda temporal para aquellos hogares que han experimentado justamente un choque temporal en sus ingresos. Sin embargo, cómo determinar quiénes requieren apoyo temporal versus permanente puede ser una pregunta no tan fácil de responder. A esto se le debe sumar cuestiones presupuestarias, necesidad de información continua del estado de los hogares y el desarrollo de un proceso de desmantelamiento de la entrega de los bonos temporales.

Finalmente, el presupuesto es un factor clave. En medio de ingresos fiscales exiguos y urgentes demandas desde diversos sectores, ser capaces de poder destinar recursos para los programas sociales en la magnitud correcta durante los siguientes años será fundamental. Esto es particularmente complejo porque, aun cuando se ha reducido un poco la incertidumbre, aún “no sabemos con exactitud el tamaño del río que debemos cruzar y, por tanto, la longitud del puente que debemos construir”.

Ante estos desafíos, contar actualmente con alguien de las cualidades de Silvana Vargas al frente del Midis es una buena noticia. Sin embargo, muchos de estos desafíos sobrepasarán su período de gestión. Sería interesante, en medio de la campaña electoral, ver a los candidatos presidenciales discutir temas centrales, como precisamente la manera en que planean luchar contra la creciente pobreza durante sus potenciales mandatos. Solo espero que en sus planteamientos no se olviden de cómo es que logramos como país la importante reducción de pobreza de las últimas décadas. Y es que en el fondo espero que sean capaces de perfeccionar ese camino y no se distraigan con políticas trasnochadas que no han tenido éxito.