Riquezas invisibles, por Pedro Suárez-Vértiz
Riquezas invisibles, por Pedro Suárez-Vértiz
Pedro Suárez Vértiz

Tenemos tanto y no lo vemos. Solo nos dedicamos a rajar de nuestras fallas. Como peruanos vivimos con un sentimiento de frustración de larguísima data. Esto debido a que cuando pensamos en nuestro país, en vez de mirarlo agradecidamente, lo hacemos criticándolo. Esto por tanta decepción con los políticos. Un sector de los que no tienen está convencido de que esta situación es culpa de los que tienen, y los que tienen piensan que el país no avanza debido a los errores históricos. Ambos bandos están equivocados. Todo esto es consecuencia de una grave falta, la cual es andar perdidos en cuanto a las riquezas de nuestro territorio y no saber verlas. No miramos hacia donde debemos mirar. En vez de estar quejándonos constantemente sobre el tráfico, la mala gestión del Gobierno y mil cosas que salen en los periódicos, deberíamos estar investigando y descubriendo todo lo maravilloso que tenemos en nuestro país.

En el Perú tenemos 28 de los 34 principales climas que existen en el mundo. Es fascinante. Con un poco de ingenio y empeño podríamos sacarles provecho a estos dones naturales y ser primeros en el mundo en turismo. Encima, el Perú está ubicado estratégicamente. Solo vean las conexiones que se hacen en el aeropuerto Jorge Chávez. Somos geográficamente el tornillo en el abanico de países de Sudamérica. Contamos, además, con una de las más magníficas y complejas geografías del planeta. Tenemos como columna vertebral a la Cordillera de los Andes, la cual retiene agua en sus altas tierras para luego formar centenares de ríos. Donde hay ríos hay agua, y donde hay agua hay vida. Con un planeamiento a largo plazo –algo que históricamente odiamos– podríamos reverdecer la costa o potenciar nuestra capacidad agrícola.

El Perú es uno de los países con mayor diversidad biológica en el mundo. Con otras 10 naciones en total albergamos el 70% de la biodiversidad global. También somos el cuarto país en superficie de bosques tropicales, con una capacidad de reforestar unos 10 millones de hectáreas aproximadamente. Gran parte de nuestro territorio nacional es la zona del Amazonas, uno de los principales pulmones de la tierra. Podríamos asociarnos con la comunidad internacional para planear soluciones ecológicas basándonos en este extraordinario potencial natural.

Lamentablemente, estamos degradando parte de estos ecosistemas debido a nuestras acciones irresponsables. Solo criticamos la economía, la política, a los funcionarios públicos, etc. Perdemos energías en chismes que parecen serios, pero que en realidad nos mantienen inertes. Nuestro rol es otro: buscar un nuevo Perú, no esperar que nos lo dé el Gobierno. Todos muchas veces piensan en el hoy y no en el mañana, a través de la deforestación, la contaminación, las invasiones de terrenos e ignoran la gran riqueza social que tenemos. Somos, por tradición, inconscientes del banco de oro en el que estamos sentados.

Hay que ver donde no vemos. ¿Quién pensó que nuestra comida era una riqueza? Admitámoslo, nadie. Solo Gastón Acurio. Habrá y hubo miles de chefs que siguen abriendo buenos restaurantes porque nuestra comida es excelente. Pero Acurio vio la fuerza unifi cadora de nuestra cocina y convirtió nuestros platos en una corriente social. Sin Gastón hace rato que nuestra comida sería conocida afuera como chilena, ecuatoriana o boliviana. Pero él supo destacar nuestro potencial culinario. Lo promocionó en el extranjero mediante las correctas relaciones y logró lo que ningún gobierno pudo: imponer una riqueza peruana en el ámbito internacional. Así que a reaccionar y a hacer patria. Es nuestra tarea y de nadie más.

Esta columna fue publicada el 6 de mayo del 2017 en la revista Somos.