"Sombras", por Milagros Leiva
"Sombras", por Milagros Leiva
Redacción EC

Dacia Escalante, la jefa de la Oficina Nacional de Gobierno Interior, asegura que los gobernadores no son miembros de la portátil de Humala, que solo llegaron a Lima para recibir material y capacitarse y que, ¡oh, coincidencia!, era cumpleaños de Ollanta. No sabíamos que bailar con trajes típicos y vitorear al presidente era parte del adiestramiento profesional. “¿Cuál es el delito de que los gobernadores lleguen a Palacio?”, pregunta ofuscada la señora Escalante. Delito será si se comprueba que los pasajes con los que llegaron fueron pagados con nuestros impuestos y que ponerse polos con la O de Ollanta también fue una imposición. ¿Nos podría explicar además para qué necesita más de 84 millones de soles al año? 

Juan Calderón Altamirano, el candidato a la presidencia regional de Áncash, llegó a mi programa “Sin peros en la lengua” diciendo que César Álvarez es un mafioso y corrupto y que él tiene que caminar con diez guardaespaldas por culpa de tantas amenazas; es más, en el viaje que realizó a Lima sufrió un atentado que deploramos. Lo que no termina de contar Calderón son las verdaderas razones por las que fue separado de la policía, se habla incluso de un intento de homicidio. Tampoco sale airoso de un video en el que se le escucha insultar de la peor manera a varios policías. En el video Calderón está ebrio y no esconde su racismo. Hoy dice que el video tiene ocho años de existencia y que es parte de la venganza política por sus denuncias. El congresista Juan de Díaz Dios acaba de decir que Calderón era conocido por ser un sicario de Álvarez y que hubo un tiempo en que él asistía feliz a ‘La Centralita’, la famosa oficina donde se supone se extorsionaba. Lo único cierto en este mar de sombras es que 42 kits electorales acaban de ser comprados para las elecciones regionales: Áncash es un botín.

Antes de ingresar a la sospechosa vivienda, la fiscal anticorrupción Norah Córdova habló con Óscar López Meneses. Córdova le decía a López que lo esperaría cinco minutos y que no se preocupara, que prensa no había. La fiscal admitía haber esperado la hora precisa para evitar justamente a los  reporteros. Las imágenes muestran la vivienda sin resguardo policial ni nada que se le parezca. Llama la atención la cantidad de botellas de whisky que se guardaban en la alacena. O López vendía licor o era un gran anfitrión. A los miembros de la fiscalía se los ve revisar cajones y más cajones, las puertas cerradas con llave no se abren. Al final nada se encuentra. Dicen quienes conocen de cerca a López que él duerme tranquilo porque sería amigo del fiscal Carlos Ramos Heredia, recién elegido fiscal de la Nación. Acusado de haber entorpecido la investigación a Álvarez, Ramos acaba de aclarar que no tiene ningún impedimento legal y menos moral para ser el gran jefe de la fiscalía. Yo muero por ver las fotografías que dicen existen de Óscar y Carlos. Ninguno de los dos ha negado la amistad.