Ante la posibilidad de una catstrofe natural, como un terremoto, solemos preguntarnos cun preparados estn el Estado y los ciudadanos para afrontar la desgracia colectiva. Del primero se requiere prontitud en la atencin a las vctimas; de los segundos previsin y recaudo. Pero pocos se percatan de los potenciales efectos de la crueldad de la naturaleza en el rgimen poltico. Cunto daara un sismo calamitoso a nuestra democracia?

Un equipo de politlogos asociados al proyecto Lapop (Elizabeth Zechmeister, Gregory Love y Ryan Carlin) han investigado el efecto de catstrofes naturales en Amrica Latina (Chile, El Salvador y Hait). La conclusin principal es igual de calamitosa para la poltica: cuanto ms severo el dao causado por la naturaleza, ms se incrementa el rechazo a las normas democrticas (crece el apoyo a los golpes de Estado y autogolpes, crece la intolerancia poltica y surgen formas de protestas beligerantes).

En contextos de democracias jvenes, estados dbiles (baja capacidad de respuesta para auxiliar a sus ciudadanos en estos desastres), sistemas polticos deslegitimados y el capital social escaso (los lazos sociales de cooperacin se rompen) las consecuencias son ms perversas aun. La comparacin entre los casos indicados (Chile tiene una institucionalidad ms consolidada que El Salvador y Hait) permite identificar la importancia especfica del Estado. Cuando la respuesta estatal es ms presta, se mitiga la desconfianza entre los ciudadanos; aunque no elimina la posibilidad de respuestas contenciosas. De hecho la tendencia a la protesta social violenta en Chile se increment despus del terremoto y tsunami del 2010. Si estas son las consecuencias en un Estado (y una economa) ms consolidados, se imagina los efectos de un eventual sismo en nuestra frgil democracia?

El sismo del 2007 en Ica es un ejemplo a explorar. Aunque no contamos con datos ideales para replicar el argumento reseado arriba, utilizaremos la informacin relevante disponible. Segn un estudio realizado por el Congreso de la Repblica (2011), fue en esta regin donde ms se sufre la crisis de representacin poltica (de hecho, ese fue el criterio para realizar el pleno descentralizado hace dos aos). Por ejemplo, mientras en el mbito nacional el porcentaje de personas que cree que a la gente como uno le da lo mismo un rgimen autoritario o democrtico es del 9,2%, en Ica ese porcentaje alcanza el 16%. La insatisfaccin con la democracia es 20,9% en dicha regin (promedio nacional es 6,4%) y la participacin en protestas tambin ha sobrepasado la media nacional. La ineficiente respuesta estatal en la regin surea podra explicar en parte tan alta desafeccin poltica con el sistema.

Los sismos no solo destruyen la infraestructura de los pases, son mucho ms perversos de lo que creemos. No solo afectan la aprobacin de los gobernantes de turno, sino que en contextos de fragilidad institucional, azuzan los valores autoritarios y promueven protestas violentas, socavando a la larga las bases de nuestra frgil democracia. Por ello, una poltica nacional de inteligencia y seguridad requiere incluir la dimensin de prevencin poltica ante este tipo de catstrofes.