Un té de tías, por Federico Salazar
Un té de tías, por Federico Salazar
Federico Salazar

El país no necesita Acuerdo Nacional. El país necesita que el gobierno gobierne.

La corrupción, el crimen y la delincuencia no ceden ante acuerdos, sino ante acciones. Las reuniones para buscar consensos sirven para divagar, hablar y tomarse fotos. No sirven para tomar acción.

Después de la reunión de los partidos políticos no hubo ningún cambio en la acción de gobierno. Hubo un acuerdo para volver a reunirse el 5 de enero, para llegar a un acuerdo.

Mientras los señores del acuerdo tamborilean con los dedos sobre la mesa, siguen los asesinatos, los robos, los asaltos.

“Nos llevamos importantes aportes” ha dicho el presidente del Consejo de Ministros. En la próxima sesión, explicó, expondrá un resumen de la primera. Luego creará un grupo de trabajo. El grupo de trabajo hará un seguimiento.

El plan de acciones será fruto de los acuerdos. Pero, ¿y el mandato? ¿No era que los ciudadanos votaron en mayoría por el plan de gobierno de PPK?

El presidente Kuczynski asumió el 28 de julio del 2016. El Acuerdo Nacional tendrá resultados a mediados o fines de enero del 2017. ¿Qué hizo el primer medio año?

Por otro lado, ¿se puede estudiar y evaluar los recursos y métodos para enfrentar la delincuencia en reuniones políticas?

El Acuerdo Nacional es perfectamente inútil. Solo sirve al gobierno para lubricar las relaciones con los otros partidos, principalmente con el fujimorismo.

La administración se ha visto en esa necesidad debido a la torpeza con que se maneja. Si en lugar de hacer politiquería se hubiera dedicado a gobernar, el Acuerdo Nacional seguiría en el limbo al que pertenece.

La censura del ministro Saavedra reveló de dónde nace la crisis política. Nace del enfrentamiento entre el fujimorismo y el antifujimorismo.

El presidente de la República, en vez de tomar distancia de ese juego de Playstation, se suma al infantilismo belicoso. 

La reunión entre Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski parecía calmar las cosas de ambos lados. Fue el 18 de este mes.

El 22 de este mes, sin embargo, el presidente cayó de nuevo en incontinencia verbal. Declaró que no se dejará “pisar” por la mayoría en el Congreso.

Las declaraciones de PPK revelan, además, ignorancia sobre, y desdén por, el mandato popular. “No nos dejaremos pisar por una mayoría en el Congreso que ganó la primera vuelta y no la segunda, que es la que vale”.

Una elección no vale más que la otra. Una es para un poder y la otra, para el otro. Para Kuczynski, sin embargo, la segunda vuelta “vale más” que la primera.

Este desconocimiento de lo que es el mandato le impide entender la situación. Le impide darse cuenta de que su poder es limitado por decisión de la gente.

PPK no se ubica en la realidad. Un día aparece conciliador y otro, pleitista. Esa doble personalidad distrae al gobierno de su tarea principal, la de gobernar.

Los ánimos exacerbados gratuitamente mueven las pasiones (y los intereses). Y se desatan discusiones, enfrentamientos, escaramuzas. Muy entretenido todo eso desde el punto de vista mediático, pero absolutamente inútil y perverso para el país.

Una vez producidas las trabas, el gobierno se afana en tender puentes y organizar distracciones. Eso es el Acuerdo Nacional.

En el acuerdo el ministro del Interior dijo que sacarán 10 mil policías a las calles, que reforzarán la investigación criminal, que harán 50 megaoperaciones, entre otras cosas. Pero, ¿por qué lo dice? Simplemente, ¡que lo haga!

El gobierno no es un té de tías. Está para ejecutar los planes que prometió a la población.

Ya no hay nada de eso. Fue un engaño. El plan recién se va a hacer. Y será por consenso, según cuánto convenga conceder políticamente a los otros partidos.

Mientras tanto, los sicarios, los raqueteros, los estafadores, los abusadores seguirán destruyendo el país. El gobierno está de espaldas a la gente, a sus problemas y necesidades. El gobierno está muy ocupado, organizando los acuerdos.