La toma por asalto de la fiscalía, por Juan Paredes Castro
La toma por asalto de la fiscalía, por Juan Paredes Castro
Redacción EC

Asistimos en los últimos tiempos a una experiencia inédita en nuestra vida democrática: la toma por asalto de algunas altas funciones públicas, bajo apariencias formales y legales que no pasan de constituir disfraces absurdos.

La denominación ‘toma por asalto’ puede parecer en estos tiempos inusualmente dura por corresponder más bien a conductas autocráticas y dictatoriales.

Ocurre, sin embargo, que las impunidades que rodean nuestra actual debilidad institucional propician precisamente la toma por asalto de funciones públicas, como las que ocuparía Carlos Ramos Heredia al frente de la Fiscalía de la Nación, de no mediar una corrección urgente.

¿Dónde radica el escándalo?

Por un lado, en varios hechos acumulados desde su postulación al cargo, con graves cuestionamientos de inconducta funcional presentados ante el Congreso y el Consejo Nacional de la Magistratura. Por otro, en su designación por 4 votos a 1, en la que no solo se cuenta su voto a favor de él mismo, sino los de las fiscales Zoraida Ávalos y Nora Miraval, a las que el CNM acomodó sus exámenes de concurso para que accedan a un nombramiento irregular, ahora en revisión en el Tribunal Constitucional.

El escándalo de esta designación encierra el grave riesgo que tengamos en breve a la cabeza del Ministerio Público a una persona absolutamente descalificada para el cargo, ante la declarada impotencia del CNM y del Congreso en el manejo de la crisis subsiguiente.

Ojalá que el CNM obre sorprendentemente de manera distinta y superior que en ocasiones precedentes, en las que no hizo otra cosa que favorecer a Ramos Heredia. Y que a su vez la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales del Congreso juzgue sin titubeos sus flagrantes actos de obstrucción fiscal en los hechos criminales de Áncash.

Sería una pena que el CNM y el Congreso terminaran confirmando la toma por asalto de las más altas funciones públicas, entre ellas la de la Fiscalía de la Nación, con el agravante de que no solo no hay nada capaz de impedirla, sino que tampoco existen medios para controlarla y sancionarla.

Una vez elegidos los miembros del CNM, cada uno de ellos y la propia institución puede incurrir en mil equivocaciones e inconductas. ¿Quién se atreve a fiscalizarlos? ¿El Congreso? ¡Nooooo! Esperaría que se presentara una falta grave individual, para actuar. ¿Y la gravedad de las faltas del CNM como institución? ¿Quién las detecta, quién llama la atención sobre ellas?

Ahí está como ejemplo la actuación de la Junta de Fiscales Supremos. Forzó la renuncia de Gladys Echaíz y mandó a Pedro Chávarry al JNE. ¿Quién dijo esta boca es mía? Con los votos de Ávalos y Miraval, más el suyo propio, pudo ser elegido Ramos Heredia. No necesitaba más que este mínimo núcleo de poder para reinar en un Ministerio Público que, por lo visto, no se inmuta ni se incomoda ante una toma por asalto como esta.