Maite  Vizcarra

Recientemente tuve la ocasión de charlar en el programa “Diálogo abierto” (TV Perú) con el exministro de Economía y profesor de la PUCP Waldo Mendoza, a propósito de su última publicación “y crecimiento económico: Perú 1993-2021″, que demuestra, con muy sólida evidencia empírica, que el régimen económico de la Constitución de 1993 (RECP93) ha tenido una “influencia positiva en el desempeño macroeconómico del país”.

El profesor Mendoza explicó en dicha charla que ese RECP93 ha promovido el crecimiento económico, una importante estabilidad macroeconómica a prueba de aventuras y aventureros políticos, y una promoción eficaz de la inversión privada.

Pese a ello, Mendoza considera que es necesario construir “instituciones inclusivas” que puedan garantizar más capital intangible, siendo la más importante garantía constitucional para ello “la protección y promoción de una educación de calidad”.

La idea en torno al llamado capital intangible se contrapone al del capital físico que, dicho sea de paso, la CP93 habría incentivado muy bien. Pero ya no es suficiente, en pleno siglo XXI, que un país como el Perú garantice el acceso a infraestructuras como carreteras, puentes, hospitales o viviendas. Para lograr un mayor crecimiento del bienestar se necesita invertir en lo intangible de las naciones, lo que no es más que el conocimiento de las personas.

Conseguir una economía mucho más diversificada basada en servicios más que depender tanto del precio de los ‘commodities’ –como los minerales o el trigo– o de factores externos, y construir una economía en donde las brechas sociales dejen de ser abismales, se logra en gran parte gracias a una educación de calidad. Como demostró en su día Amartya Sen, el mejor disparador de la movilidad social –ese factor que permite a las personas mover su situación social a escenarios mejores– es, sin duda, la educación de calidad.

Sin educación de calidad es imposible hablar de diversificación productiva, pues resulta que las nuevas industrias requieren de saberes sofisticados en los que entender la tecnología y la innovación es vital. Y sin una buena educación escolar difícilmente se logrará continuar hacia la elaboración de más conocimiento sistemático. Pero aún, sin una educación actualizada a los tiempos vigentes, terminaremos condenados a seguir siendo un país con bajos niveles de productividad, el otro gran drama nacional.

Por eso es importante que quienes promueven el cambio del RECP93 empiecen a concentrarse en lo relevante de verdad, en la tarea que aún está pendiente y que no se soluciona en los predios de una constitución: mejores instituciones sociales y buenos gestores públicos.

Mendoza también sugiere que, si bien el RECP93 ha tenido logros relevantes impulsando el crecimiento económico, no ha logrado garantizar una gestión pública de calidad que se resume en tener buenos servidores públicos o, mejor aún, políticos de calidad. Este asunto no se resuelve en la Constitución, sino en reformas políticas por revisar. Pues, asumiendo que seguimos teniendo crecimiento, sin una buena gestión pública el crecimiento no terminará de llegar a todos por ineficiencia en la concreción de las tareas.

Pero volviendo al tema del capital humano –intangible–, es fundamental que en el Perú tirios y troyanos se dediquen a concentrarse en lo importante, y eso es defender el acceso a una educación de calidad. Porque ya no se trata de mayor equidad e inclusión social, sino de situaciones prácticas.

En el mismo espacio de diálogo televisivo también charlé esta semana con el ministro de Trabajo, Alfonso Adrianzén, quien explicaba la necesidad de empezar a mejorar la empleabilidad de las personas ante nuevos desafíos como la irrupción de la inteligencia artificial o el teletrabajo.

Tiene razón el ministro Adrianzén, pues hay que enfrentar esos desafíos de futuro, pero sin una educación de calidad –y buena salud y alimentación– es probable que el Perú se convierta en una nación controlada por software inteligente y máquinas que le van a quitar trabajo a todos. Incluidos los tristemente célebres limpiaparabrisas. Advertidos estamos. Apuntemos a lo relevante: una educación de calidad.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Maite Vizcarra Tecnóloga, @Techtulia